Tras revisar 228.220 distintos ensayos clínicos en una amplia gama de disciplinas, un análisis estadístico encontró que estudios que aseguran haber encontrado ‘grandes efectos‘ en sus resultados, rara vez son capaces de reproducir estos mismos resultados cuando otro equipo de investigadores intenta replicarlos.
El estudio es llamado ‘Evaluación Empírica de los Grandes Efectos en Intervenciones Médicas‘ (Empirical Evaluation of Very Large Treatment Effects of Medical Interventions en inglés), y fue escrito en conjunto entre Tiago Pereira, Ralph Horwitz y el Director del Instituto de Medicina Preventiva de Stanford, John Ioannidis (este último reconocido como una de las voces mas críticas respecto a las ambigüedades de la investigación científica en ciertos campos).
“En gran medida los efectos se desvanecen con el tiempo, se vuelven mucho más pequeños“, afirmó Ioannidis. “Es probable que la mayoría de las intervenciones efectivas tiene efectos muy modestos“, aseguró el académico, líder del equipo y reconocido por denunciar el 2005 las manipulaciones y exageraciones que violan la ética científica de estudios médicos en un paper titulado ‘Por que la mayoría de los descubrimientos publicados son falsos‘.
Para analizar los 228.220 ensayos clínicos, los investigadores los agruparon en unas 85.000 ‘categorías’ que consistían en estudios con una sola intervención médica (como una determinada droga anti-inflamatoria para los dolores tras una operación) y un solo resultado (como experimentar una disminución en un 50% del dolor tras seis horas).
En el 16% de las ‘categorías’, al menos un estudio del grupo declaró que la intervención lograba que los pacientes se sintieran unas cinco veces mejor (o peor dependiendo de lo que se investigaba) en relación a los pacientes del grupo de control que no recibieron el tratamiento; y en el 90% de estos estudios, la investigación encontró que los ensayos clínicos posteriores reducían estos supuestos efectos.
Lo que notaron fue que estos estudios con resultados ‘sorprendentes’ usualmente eran pequeños, con menos de 100 participantes, por lo que estos grandes efectos terminaban siendo resultado del azar. “Los ensayos deben tener una magnitud suficiente para entregar información útil“, afirmó Ioannidis.
La investigación también reveló que los estudios que entregaban los resultados más relevantes eran usualmente los que medían efectos intermedios (como bajar el colesterol), antes que efectos como enfermarse o morirse. Por lo que el equipo realizó un llamado a ser siempre prudente y esperar más pruebas antes de creer que una droga cualquiera tenga el efecto que aseguran sus primeros estudios.
Link: Medical studies with striking results often prove false (Los Angeles Times)