Vint Cerf siempre viste trajes de tres piezas, con chaleco sobre la camisa, y corbata, todo perfectamente ordenado. Se ve muy formal, pero el creador del protocolo TCP/IP y (por lo mismo) uno de los padres de Internet, es un hombre afable al que le gusta conversar sobre sus ideas y proyectos. Quizás por eso Google lo eligió como “evangelizador” de la compañía en 2005, trabajo que lo trajo a Chile y Argentina por estos días.
Cerf (68) se presentará hoy en el Centro Gabriela Mistral para un evento organizado por el gobierno, y esta tarde estará en la Universidad de Chile en una conferencia abierta y gratis. Ayer, en tanto, tuvimos la oportunidad de conversar con él después de que se reuniera con autoridades del Ministerio de Telecomunicaciones en Santiago, donde conversó sobre la necesidad de una mejor banda ancha en Chile.
“Ustedes tienen la gran oportunidad de generar grandes descubrimientos desde aquí por la claridad del cielo”, dice, respecto a los telescopios que hay en el norte del país. “El gran desafío es que muchos de estos grandes telescopios entregan tanta información, que tenemos problemas para transmitirla hasta donde están los científicos”, explica. “Por eso es que la capacidad de Internet en Chile es importante, porque los descubrimientos científicos necesitan más ancho de banda. Esto es muy importante para el desarrollo”, afirmó.
“El punto aquí es crear una red regional de alta velocidad, y una vez que tienes eso, podrías mover datos desde cualquier parte de Sudamérica a donde sea que quieras que vaya”.
– Los científicos están creando muchísimos datos en todo el mundo. ¿Cree que necesitarán una red paralela para transportarlos, o basta con la Internet que tenemos?
En las comunidades científicas se está invirtiendo en redes de muy alta velocidad para investigación y educación, adicionales a las redes comerciales. En Estados Unidos hay dos redes grandes, una es la Internet 2 y la otra es la National Lambda Rail, que la llaman así porque Lambda es la letra que se usa para medir longitudes de ondas ópticas, y este es un sistema de ondas. No sé suficiente sobre eso, podría ser hasta peligroso. Me gustaría saber más y averiguar qué capacidades tiene para producir cosas. Uno no sabe lo que va a salir de ahí porque la gente lo va a usar para probar nuevas ideas.
– Usted también trabaja en otra red paralela, la “red interplanetaria”. ¿En qué está ese proyecto?
Está andando muy bien. Comenzó en 1998, con mis colegas en el Jet Propulsion Laboratory en Pasadena. Trece años después tenemos nuevos protocolos que ya se usan para comunicación interplanetaria. Lo probamos en Marte – con satélites y rovers – lo probamos con EPOXI, un satelite que visitó el asteroide Hartley hace un año, lo pusimos en la Estación Espacial, y estamos trabajando para estandarizar los protocolos para que todas las naciones que participan en el espacio puedan usarlo. Espero que lo hagan porque si todos usan el mismo protocolo, las naves espaciales serían compatibles, y podrían comunicarse entre sí, y esto es cierto tanto para la exploración humana como robótica. Estos protocolos fueron hechos así, para comunicaciones de humanos y robots. Lo más emocionante de esto es que una vez que las naves hayan completado su misión principal, entonces podemos tomar esa nave y darle un nuevo propósito como un satélite de comunicaciones en el backbone interplanetario.
Ahora, uno se preguntará bueno, ¿qué se puede hacer con este backbone interplanetario? Puede apoyar otras misiones robóticas. Pero lo que más me entusiasma a mi es un proyecto nuevo, de una organización en Estados Unidos que es auspiciadora de la red interplanetaria: DARPA. Ellos anunciaron un estudio llamado “la nave espacial de 100 años“, que tiene el desafío es diseñar una nave que pueda dejar la Tierra y llegar a otra estrella en 100 años. En este momento, con el sistema de propulsión que tenemos, nos llevaría 65.000 años llegar a la estrella más cercana. Eso es un poco más de tiempo del que tiene el proyecto – como seis veces más de lo que existe nuestra sociedad – así que el estudio busca tratar de acelerar esta nave a unos 2/10 de la velocidad de la luz, lo que es un gran desafío.
El segundo problema es que incluso si llegas allá en 100 años, y llegas a la órbita de esta estrella, todavía tienes que comunicarte de vuelta con la Tierra. Así que comunicarse a 4,2 o 4,4 años luz es una distancia muy larga. Son 30.000 billones de millas. Eso puede sonar muy grande, pero si piensas que nuestra distancia al sol es un poco menos de 100 millones de millas, es como 30.000 veces más lejos que nosotros del sol.
La importancia de la red interplanetaria es que si crece, podemos usarla como una red de sensores para detectar una señal óptica desde Alpha Centauri, o Próxima Centauri. Yo no voy a ver nada de esto, pero es increíble ser parte de un proyecto que es ingeniería en serio, no ciencia ficción, y cuando te das cuenta de que estás hablando en serio de llegar a otras estrellas y hacer que la señal llegue de vuelta… es más entretenido incluso de lo que fue crear Internet.
– Volviendo a la Tierra y a la red que usamos aquí, ¿qué opina de los intentos de regulación de Internet, como la ley SOPA por ejemplo?
Hemos sido muy expresivos en Google de que estas ideas en particular, aunque entendemos las motivaciones para ellas, son muy dañinas para Internet, sobre todo para el sistema de nombres de dominio. Los mecanismos de seguridad diseñados para ellos se verían seriamente dañados por implementaciones de SOPA o Protect IP.
Yo no estoy a favor de esta legislación. Quiero decir que entiendo cuál es el problema que afecta a la industria del entretenimiento, entendemos la motivación. El problema es el rango que tiene este tipo de reglas en particular. Hay una parte de la legislación que tiene que ver con negar ganancias financieras a quienes piratean propiedad intelectual. Creemos que esta es una herramienta más efectiva que bloquear el sistema de dominios o prohibir de otra forma el acceso.
Espero que el Congreso repiense lo que está tratando de hacer. Yo soy de la idea de que deberíamos sentarnos los legisladores, la comunidad técnica, los grupos de propiedad intelectual, y preguntarnos primero cuál es nuestro objetivo, qué estamos tratando de lograr y cuál sería el resultado esperado. Y luego ver los medios técnicos para lograrlo. También es muy importante reconocer que no todos los tipos de propiedad intelectual necesitan tener el mismo grado de protección, porque a veces la gente que lo crea, como tú o como yo, no quieren limitar el acceso. A veces creamos cosas que queremos que sean de dominio público, como hicimos con Android, o Chrome. Queremos deliberadamente que la gente tenga acceso a eso. Así que no quiero un régimen de propiedad intelectual que trate a cada pieza de contenido de la misma manera.
– En Internet no hay fronteras, como en los países. ¿Cómo se regula algo así?
Los paquetes de Internet no tienen idea de que están cruzando una frontera, lo que significa que el gobierno de Internet deberá ser una cooperación global. Esto no debería ser una sorpresa, Internet en si mismo es una cooperación global. No hacemos reglas sobre cómo interactúa la gente. Estoy interesado en la posibilidad de tener discusiones internacionales, multiestatales, sobre métodos y normas sociales para combatir el crimen en las redes por ejemplo.
– ¿Cree que Internet le ha hecho la vida más difícil a los políticos?
Ha sido muy divertido observar a los políticos descubrir Internet. En la última década sobre todo. Lo primero que pensaron fue “oh, Internet es una manera de darle mis consejos a los ciudadanos, informarles de lo que pienso y lo que hago. Es una herramienta para publicitar lo bueno que soy”. Entonces descubrieron que era un medio de dos vías, y eso fue una sorpresa. Lo siguiente que descubrieron es que apareció lo móvil, y los móviles tienen la propiedad de mostrar lo que estás haciendo y las nuevas aplicaciones como Twitter que permiten a la gente coordinarse entre sí, y eso llevó a que aparecieran multitudes instantáneas.
Los políticos que están más preocupados de colgarse al poder y que creen que la información es peligrosa en manos del público, creen que Internet es una amenaza. Yo diría que regímenes autoritarios, como China, reaccionan de esa manera. Pero francamente, en cada país se están empezando a ver algunas indicaciones de preocupación, incluso en Estados Unidos las confiscaciones de dominios que ocurren en el Departamento de Seguridad Nacional son potencialmente impropias, me preocupa la falta de debido proceso. Así que hay gobiernos que se sienten amenazados por esto. Pero al final, la democracia necesita impulsarse, brillar sobre la información. La transparencia del gobierno es fundamental para esta idea, el elector necesita saber qué está pasando y Internet ayuda en eso. Estoy muy orgulloso de que algunos políticos le tengan miedo a Internet porque los mantiene controlados y eso es bueno para la democracia.
– ¿Cuál cree que ha sido la mayor sorpresa que se ha llevado en todos estos años en que ha ido madurando Internet?
La mayor sorpresa para mi fue la reacción de la gente a la World Wide Web. Internet fue diseñada en los 70′ y entro en operación en el 83, mientras que la web nació el 90 o 91, y tan pronto como la gente aprendió cómo crear contenido en la WWW, hubo una avalancha de contenidos que empezaron a entrar. Y no fue porque la gente esperaba que le pagaran por el contenido que producían, sino que sólo querían que el contenido fuera útil para alguien más. Eso me sorprendió, la cantidad de cosas que la gente quería compartir.
– ¿Ha aprendido algo estando en Google?
Lo que he aprendido es que la gente joven es muy joven para saber que algo no se puede hacer. Así que lo intentan, intentan cosas que yo hubiera pensado que no se podían hacer. Y tienen éxito muchas veces, porque cuando yo intenté hacer esas cosas hace 20 años no funcionó porque Internet no era lo suficientemente rápido, o era muy caro. Hay un montón de cosas que hacían que ciertas aplicaciones no funcionaran. Y ahora 30 años después llega gente joven y dice, bueno, porqué no probamos X. Y yo pienso, “oh, probamos eso hace 20 años y no funcionó”. Y hay una razón por la que eso no funcionó, y quizás sería bueno revisar eso de nuevo.
– ¿Qué influencia pueden tener los países en desarrollo en Internet?
Bueno, el acceso a la información es muy importante. En países democráticos, es importante para los gobiernoes que la información llegue a las manos de las personas, ya sea en países en desarrollo o no. En Latinoamérica, yo veo una oportunidad interesante en aprovechar la parte del mundo que habla en español. No hay tanto contenido en español en Internet, como debería haber, dado el número de gente que habla en español en el mundo. Escuché una estadística esta mañana, que hay 500 millones de personas que hablan español en Norte y Sudamérica. La mitad está en el norte y la mitad en el sur. Yo no me había dado cuenta de qué tan grande era México y la parte sur de Estados Unidos, así que las consecuencias de eso es que en Chile, que ha estado involucrado en Internet desde hace 20 años al menos, puede tener una oportunidad no sólo de buscar información, sino de empujar imformación hacia afuera.
Algunas de ellas podrían ser entretenimiento, otras pueden ser informaciones de márketing – por ejemplo, yo soy muy fan del vino chileno, y me gustaría ir a probar mucho vino mientras estoy aquí – y ahí hay una gran oportunidad y la red puede ayudarles a posicionar esas exportaciones y a llamar la atención sobre ellas. También es una oportunidad de fomentar el turismo. Yo veo que los países en desarrollo no sólo pueden aprovechar la red usándola para conseguir información, sino también para empujar información y servicios.
En el sector de TI y telecomunicaciones, ustedes tienen buenas escuelas y hay buenos programadores y gente de software. Pueden exportar eso fuera del país sin exportar las personas. Y eso es un concepto importante porque pueden mantener a la gente aquí, y atraer dólares.