No cabe duda de que el gran amor (laboral, no nos meteremos en su vida personal con Laurene Powell) de Steve Jobs fue Apple. Mucha gente (si no todos) lo conocen por su conexión con la compañía de la manzana, la que más quiso y a la que le dedicó prácticamente toda su vida.
Por ello, es fácil olvidar que también tuvieron un espacio importante dos compañías en las que también invirtió harto tiempo y pasión: NeXT y Pixar. Y acá hacemos justicia con ambas.
Luego de que Jobs fuera apartado de Apple en 1985, se embarcó en un nuevo proyecto computacional y creó NeXT, una compañía enfocada en la creación de potentes equipos para fines empresariales y educacionales. Pese a no llegar a ser lo exitosa que Jobs hubiera deseado que fuera (sólo vendió unas 50.000 unidades), sí se convirtió en una empresa bastante influyente.
Tim Berners-Lee, creador de la World Wide Web, utilizó una estación de trabajo NeXTcube para establecer la fundación del primer servidor web y el primer software de navegación en internet a inicios de los ’90. El mismo equipo utilizó John Carmack para escribir los entrañables juegos Wolfenstein 3D y Doom.
Con ello Jobs recobró el reconocimiento que nunca le debió haber quitado John Sculley y se ganó su regreso a Cupertino con la venta de NeXT a Apple, donde además demostró esa otra marcada veta empresarial suya: la habilidad para vender una compañía poco exitosa. La operación se selló en 1997 por US$429 millones en efectivo para otros inversionistas y US$1.500 millones en acciones de Apple para su patrimonio (y hay que considerar que por esos días los papeles de Apple rondaban los US$6, y hoy se transan en unos US$378 cada una).
Además, algunas partes del sistema operativo Nextstep aún perduran en el Mac OS X.
Pero aún más feliz es la historia de Jobs con la industria del entretenimiento, porque el otro proyecto en el que invirtió durante su alejamiento de Apple, fue Pixar. Se la compró a Lucasfilm en 1986 por US$5 millones, invirtió otros US$5 millones en ella y en 2006 se la vendió a Walt Disney Company por US$7.400 millones (convirtiéndose en el mayor accionista personal de Disney).
Inicialmente, Jobs quería que Pixar fuese una compañía de hardware computacional de gama alta y comercializar los Pixar Image Computer a agencias y corporaciones. Una de ellas fue Disney, que en 1990 le encargó a Pixar la creación de tres películas animadas en CGI. La primera de ellas fue Toy Story, la primera hecha íntegramente en computador con esta técnica y que marcó un antes y un después en el cine de dibujos animados.
Recordar estos casos sirve para graficar que lo exitoso y creativo que Steve Jobs alcanzó a ser en Apple, no fue un hecho fortuito, sino fruto de su capacidad y trabajo. Un genio.
Link: Steve Jobs’s Other Amazing Companies: NeXT and Pixar (Mashable)