Los asteroides troyanos están presentes en otros planetas como Júpiter, pero nunca se había visto uno para la Tierra. El fenómeno es el siguiente: cuando tienes un gran objeto (como el sol) que es orbitado por un cuerpo más pequeño (como la Tierra), existen unos puntos específicos en el espacio donde si pones otro objeto más pequeño (como un asteroide), éste se quedará ahí. Si pones ese tercer objeto en cualquier otra parte, la gravedad de los otros dos cuerpos alterará su ruta y hará que su órbita sea inestable. Pero hay cinco lugares especiales, llamados puntos de Lagrange, que son estables.
En realidad de esos cinco dos son verdaderamente estables (L4 y L5), mientras los otros tres (L1, L2 y L3) son estables mientras nada los perturbe – si los tocas un poquito, se saldrán igual de la órbita.
El primer ejemplo de los puntos de Lagrange fue encontrado en 1906, cuando se descubrió un asteroide en el punto L4 de Júpiter, 60º adelante de su órbita. Se lo llamó “Aquiles”, lo que inició una tradición de llamar a este tipo de asteroides con nombres de personajes que participaron en la Guerra de Troya, y así pasaron a llamarse “asteroides troyanos”.
Además de Júpiter se han encontrado estos asteroides en Marte y Neptuno, y hace poco también se descubrió un “planeta troyano”, algo que hasta ahora no se había visto. El 2010 TK7 (que todavía hay que bautizarlo) está en el punto L4 de la Tierra, 60º adelante de nuestra órbita (a unos 80 millones de kilómetros de distancia), y desde nuestra posición sólo es visible cuando está de día, lo que lo hacía muy difícil de detectar. El asteroide no representa ningún peligro para nuestro planeta, aunque significa que no estamos tan solitos.
Link: WISE finds the very first Earth Trojan asteroid (Discover Magazine)