Todos hemos estado ahí. Tienes un martillo en la mano y de pronto resbala. O estás usando una engrapadora, volteas a ver algo en la televisión y te atraviesas un dedo. El primer impulso es maldecir a todos, a sus ancestros y a sus hijos por nacer. Cuando estás solo no pasa nada, pero con compañía, bueh, no es lo más políticamente correcto del mundo. Si te sucede con los padres de la novia, diles que simplemente estás aplicando un analgésico natural.
Un estudio de la Universidad Keele, en el Reino Unido, te va a a dar la razón. La investigación se llevó a cabo de la siguiente manera: a un grupo de hombres y mujeres se les pidió que listaran cinco “malas palabras”, destacando la que más usarían en el momento de lastimarse y cinco “palabras aburridas”, como las que usarían para describir una mesa, por ejemplo. Luego, se les pidió que sumergieran una de sus manos en agua, a una temperatura de 5° Celsius. Además, se tomó su frecuencia cardíaca antes y después de hacerlo.
Lo que siguió se hizo en dos partes. En una de ellas, se les permitió a los participantes usar las palabras “aburridas” y, en la otra, tuvieron permiso de maldecir como si de ello dependiese su vida. La hipótesis era que, al usar las maldiciones, los sujetos se harían más conscientes del dolor que estaban recibiendo y que entonces lo soportarían menos.
Sin embargo, el resultado fue completamente distinto. Quienes soltaron blasfemias, lograron mantener más tiempo la mano sumergida, además de que no sintieron tanto dolor como quien usó palabras normales. Por la manera en la que latían sus corazones, parecía que se había activado su instinto de “correr-o-pelear”, es decir, ese impulso que nos obliga a huir o enfrentar una situación de peligro físico.
El colofón del estudio fue que las mujeres resistieron mejor el dolor si decían maldiciones sin parar un momento. Sin embargo, los hombres que tendían al catastrofismo, resistieron menos. La investigación está publicada en el diario de investigación médica Neuroreport, en la edición actual, la de mayo de 2011.
Links:
– The Body Odd – #@*! Swearing really is a powerful painkiller, study shows (MSNBC)
– Current Issue (NeuroReport)