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Por qué es importante la batería de tu notebook (Guía Notebooks Cap 07)

La guía de notebooks de CHW sigue creciendo. Hoy veremos un nuevo componente presente en los laptops: La batería. Pondremos especial énfasis en la poca -casi nula- información que se entrega sobre ésta al momento de ofrecer un equipo y como evitar caer en los macabros artes del márketing.


Uno de los componentes más relegados en las largas listas de características técnicas de un equipo es su batería, parte que es sencillamente fundamental para su trabajo, veamos por qué y tratemos de encontrar explicaciones a este curioso fenómeno, por culpa del cual muchas veces se puede terminar con un equipo con una independencia menos que ideal.

La batería (como ya se lo pueden imaginar) determina la autonomía que tiene el equipo cuando está desenchufado, o sea, el tiempo que puede funcionar usando su propia energía interna. Esta definición es tremendamente ambigua cuando consideramos que el equipo tiene un consumo que depende de cómo lo estemos usando: el brillo de la pantalla (que se puede regular con una simple combinación de teclas), el uso de los parlantes, el acceso al disco duro, en fin, el funcionamiento de cualquier parte afecta en alguna medida la autonomía global del laptop. Es ridículo establecer el “nivel” de una batería mediante un sistema de “horas de uso”, concepto no estandarizado que seguramente nació para darle una noción básica al consumidor de cuánto puede esperar de la batería de un equipo, lamentablemente esta notación es muy popular hoy en día. Sin embargo, y a muy grandes rasgos, puede servir como referencia comparativa entre dos equipos, pero esta práctica no es recomendable fuera de comparaciones rápidas e informales.

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Cada fabricante de notebooks tiene la libertad de establecer los criterios que quiera respecto de qué considerar como “uso normal” para medir el nivel de “horas” de un equipo, y hay que decir que su estándar es más bajo que el de un usuario promedio, pues normalmente miden la autonomía del equipo en condiciones cercanas al uso mínimo (brillo mínimo, señal WiFi apagada, etc.)
La verdad: Watts, amperes y volts

Por suerte, para aquellos más suspicaces de las técnicas de márketing, existe un criterio cuantitativo para medir el desempeño de una batería: la energía almacenada en ella que se mide en Watts-hora (Wh) o miliWatts-hora (mWh), donde 1000 mWh = 1 Wh. Este sistema arroja en números concretos la energía interna de una batería que es usada por las otras partes del notebook, pero lamentablemente no tiene esa “naturalidad” del sistema de horas. Para todos los efectos prácticos se pueden comparar directamente los Wh de dos notebooks siempre y cuando sean de tamaños similares, enfatizo ese punto porque un equipo de 12″ consume mucho menos que uno de 17″ o incluso uno de 15,4″, los otros componentes de un notebook (procesador, memorias, disco duro, etc) también influyen en esta comparación, pero me atrevo a decir que el tamaño basta para los criterios generales. En el único caso en que es relativamente correcto comparar directamente la energía de las baterías es cuando tenemos equipos de 14,1″ y 15,4″, la diferencia no es muy considerable.

Otro método para medir la energía de una batería es en Ampere-hora (Ah) o miliAmpere-hora (mAh), a los que saben algo de eléctrica (que seguramente ya están cuestionando mi salud mental) les tiene que llamar la atención que el Ah es una unidad de carga eléctrica, no energía propiamente tal, y en este punto nuevamente entramos en problemas, pues para convertir Ah en Wh hay que multiplicar los Ah por el voltaje de corriente continua (Vdc) de la batería, que es distinto para cada una dependiendo de la potencia de cada equipo particular.

En este último factor encontramos el motivo por el cual no es recomendable comparar la energía de dos equipos de tamaños muy distintos, el Vdc es proporcional al tamaño del equipo y uno más grande tendrá más energía que uno más pequeño a pesar de que su carga eléctrica en la batería es similar. Esto también nos dice que la cantidad de Ah (Ampere-hora) de una batería es un mejor indicador que la energía en sí al querer comparar la autonomía de notebooks de tamaños muy distintos.

La mayoría seguramente ya se está confundiendo así que, hagamos un ejemplo con la batería de mi fiel notebook (arriba aparecen sus especificaciones). Tiene una carga de 4800 mAh y un Vdc de 14,8 V, primero vemos que los 4800 mAh son igual a 4,8 Ah, que multiplicados por el Vdc da 71,04 Wh ó 71040 mWh, que es en fríos números la energía de la batería de mi equipo, simple ¿verdad?

El problema es que estos datos (la energía o la carga / voltaje) son casi imposibles de encontrar en folletos (salvo casos ejemplares como el de Dell) así que muchas veces terminaremos revisando la propia batería del equipo que vamos a comprar (si es que nos dejan) o corriendo un pequeño programa llamado MobileMeter (hay otras alternativas) que nos deje revisar en pantalla la energía de la batería sin tener que recurrir a métodos físicos, nótese que la “Designed Capacity”, capacidad original o de diseño, es idéntica al valor que calculamos, por ahora ignoremos los demás datos.

Celdas: Márketing un poco más serio

A veces, acompañando el criterio de “horas” en las especificaciones de la batería de un equipo, nos encontraremos con un “número de celdas”, podemos ver las “celdas” como pequeños bloques idénticos que conforman la batería, cada uno con su propia cantidad de Wh, que los fabricantes utilizan como medida para diferenciar sus baterías de equipos de alto rango con sus ofertas más baratas de menor capacidad, números comunes para este valor son 4, 6 y 9, pero se pueden encontrar otras opciones.

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Como ya somos peritos en números la pregunta debería saltar inmediatamente en nuestra cabeza, ¿A cuántos Wh equivale una “celda”? La respuesta a esta interrogante es sorprendente: No se sabe, pues depende no sólo de la marca del equipo, sino también de su modelo particular. En lo personal, no me alcanzo a explicar como es que este sistema, a primera vista conveniente, no se estandariza ni siquiera dentro de cada empresa, pero así es la realidad del mercado y podemos encontrar, a grandes rasgos y según mis observaciones, estos rangos:

Nº de celdas
Energía (Wh)
4 28 – 35
6 48 – 56
9 72 – 85

Las variaciones son importantes, luego también lo es informarse bien acerca de las características específicas de un modelo. Pero a favor de las celdas podemos decir que son un criterio muy rápido e intuitivo para cotizar notebooks rápidamente, uno de 6 celdas siempre tendrá más energía que uno de 4 y nos podemos armar una imagen mental de su desempeño, generalmente los laptops de 4 celdas duran entre una y dos horas funcionando con su batería, aquellos de 6 celdas suben hasta el rango de 2 – 3 horas y los de 9 celdas llegan a más de tres, sin embargo insisto en que esto es una ayuda mental y no algo definitivo.

Conclusión

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Después de tanta divagación sería bueno aplicar todo lo que ahora manejamos a nuestra futura decisión de compra: Como norma general lo mejor es escoger un equipo con la mayor batería posible, o sea, aquella que ofrezca la mayor cantidad de mWh, el aumento de peso (y costo) asociado a esta decisión es poco importante comparado con el beneficio de no tener que estar preocupado de la carga restante del equipo. La prioridad que tenga la autonomía del equipo en la decisión de compra final varía dependiendo del consumidor, alguien que ocupe el notebook para trabajar en casa y en el trabajo quizás no valore tanto el “tiempo extra” comparado con quien vive usando su equipo lejos de los enchufes.

Recordemos que, en último término, esta guía es sólo referencial, las ofertas de notebooks y las necesidades individuales varían tanto que sería irresponsable establecer criterios absolutos, pero cumplo con aportar a una formación general que permita identificar las necesidades propias y entender como las distintas ofertas abordan estas exigencias, con eso en mente espero que al terminar esta guía (y todas las demás) el panorama se aclare un poco más.

Volviendo a nuestro tema, la batería es una parte única de un notebook, no sólo porque es la representante de su autonomía sino también por la poca información que hay respecto a ellas al momento de hacer una compra, lo que resulta algo contradictorio con la propia noción de “portabilidad” que está tan de moda.

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También son únicas por una característica fatal que he omitido hasta ahora: un procesador no se hace más lento con el paso del tiempo y un disco duro no pierde su almacenamiento total pero la capacidad de retener energía de una batería sí empieza a decaer con el paso del tiempo por su naturaleza intrínsecamente físico/química, echémosle un vistazo más profundo a una de las imágenes de la guía.

La carga máxima teórica (“Designed Capacity”) que calculamos no corresponde con el máximo actual (“Fully Charged Capacity”), en otras palabras, podemos dejar cargando el notebook con su batería el tiempo que queramos, pero no volveremos a alcanzar la capacidad máxima inicial, en este caso hemos perdido un 15% de su valor total (“Wear level”). ¿Qué ocurrió? ¿Cómo ocurre? ¿Se puede revertir/detener el proceso? Estas son preguntas importantes pero profundas, alejadas del tema de la elección de un notebook y más cercanas a su mantenimiento diario, por lo que los dejaré con las dudas por un tiempo porque no es mi intención desvirtuar nuestra línea de temas, pero confíen con que CHW no se quedará de brazos cruzados frente a este tema de gran importancia (Nota posterior: acá está la guía de mantenimiento de baterías)

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Nos vemos la próxima semana en una nueva edición de este pequeño (ya, ya, no tanto a estas alturas) compilado de información de notebooks. Correcciones, dudas y sugerencias son bienvenidas como siempre y los instamos a dejar sus comentarios para seguir avanzando en los temas de su interés o con un enfoque nuevo.

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