Un satélite fabricado por Boeing se desintegró en plena órbita geoestacionaria de nuestro planeta. La nave registró una falla de energía que hizo que no se pudiera controlar desde la Tierra y finalmente se terminó destruyendo en unos 20 pedazos, que atentan en contra de la seguridad de otros dispositivos posicionados en los alrededores de nuestro planeta.
El satélite se llamaba Intelsat 33e. Fue fabricado por la empresa antes mencionada, con el objetivo de ofrecer servicios de comunicaciones en Europa, África y algunas regiones de la zona Asia-Pacífico.
Gizmodo informa que el satélite se quedó sin energía, esa fue la anomalía que registró. Intelsat, empresa proveedora de satélites que maneja la eventualidad dijo lo siguiente en un comunicado:
“Estamos trabajando en estrecha colaboración con Boeing, el fabricante del satélite, para abordar la situación. Basándonos en la información de que disponemos, creemos que es poco probable que el satélite sea recuperable”.
Las autoridades espaciales estadounidenses fueron notificadas sobre el problema y de inmediato se pusieron en labores de seguimiento. En principio, no hay amenaza inmediata de colisión. Sin embargo, siguen de cerca el recorrido de los 20 fragmentos para tener un tiempo de acción en caso de que se dirija hacia alguno de los dispositivos en órbita.
“S4S [US Space Forces-Space] no ha observado amenazas inmediatas y continúa realizando evaluaciones de conjunción de rutina para respaldar la seguridad y la sostenibilidad del dominio espacial”, dijeron.
El Intelsat 33e
Este aparato forma parte de la constelación de satélites de alto rendimiento conocida como Intelsat EpicNG. Se trata de una serie que fue diseñada para ofrecer mayor capacidad y flexibilidad en las comunicaciones, centrándose en sectores como el marítimo, la aviación, las redes móviles, las operaciones de petróleo y gas, y otros servicios de transmisión de datos.