Pocos imaginaron que una aplicación de redes sociales podría causar revuelo entre el Congreso de los Estados Unidos y la Casa Blanca. Pero lo cierto es que la popular TikTok podría ver sus días terminados entre los usuarios estadounidenses.
El Congreso de EEUU presiona a la administración del presidente Joe Biden para prohibir TikTok en todo el país después de que el senador Josh Hawley y el congresista Ken Buck presentaran una ley el miércoles para frenar su uso, la Ley No TikTok.
Hawley abogó por la legislación en una publicación de Twitter el martes, escribiendo “TikTok es la puerta trasera de China en la vida de los estadounidenses”.
Como recuerda un reporte publicado en el sitio web de Gizmodo, un proyecto de ley similar parase presentó durante la última sesión del Congreso, pero no se consideró en ninguna de las cámaras.
La Ley No TikTok en los dispositivos de los Estados Unidos prohibiría el acceso a la aplicación en todos los equipos, pero puede enfrentar el rechazo de un Congreso dividido en las próximas semanas.
¿Por qué quieren prohibir TikTok en EEUU?
TikTok fue lanzado en 2016 por la empresa china ByteDance, que ha enfrentado críticas de funcionarios del gobierno que dicen que la aplicación le da a China acceso a datos estadounidenses, lo que la convierte en un riesgo para la seguridad.
Por su parte, el director del FBI, Christopher Wray, advirtió al gobierno federal de Estados Unidos que China podría estar usando TikTok para controlar o influir en los dispositivos de los usuarios.
La aplicación ya ha sido prohibida en 28 estados y enfrenta una prohibición general para todos los empleados federales que les prohibiría usar o descargar TikTok en dispositivos propiedad del gobierno.
El presidente Biden firmó un proyecto de ley general de gastos de $1,7 billones en diciembre, que incluía una medida para prohibir la aplicación en todos los dispositivos del poder ejecutivo, pero no se aplicaba al Congreso ni a su personal.
Desde su trinchera, TikTok ha estado en conversaciones con el Comité de Inversión Extranjera estadounidense durante dos años para abordar las preocupaciones de seguridad nacional, pero parece que no hay marcha atrás.
