Sucedió finalmente uno de los actos más temidos por los usuarios de redes sociales del mundo entero: Elon Musk finalizó la compra de Twitter y ahora es su nuevo propietario.
Desde el primer anuncio de esta posible adquisición ya venían temiendo por el acontecimiento de muchas cosas rudas, extremas y turbulentas, con cambios brutales que tal vez a más de un usuario de esta plataforma lo haría replantearse mudarse a otro sitio.
Ahora finalmente se ha cumplido una semana desde que se consumó la compra, con el propietario de Tesla Motors y SpaceX como nuevo dueño también de Twitter.
Y podemos decir, sin temor a equivocarnos, que cualquiera se quedó cortó con todas las expectativas más descabelladas que se les pudieron haber ocurrido.
Por ello hemos armado este repaso con todas las locuras vividas en estos días.
El recuento de la primera semana de Elon Musk como dueño de Twitter
Primero. Tras consumar la compra lo primero que hizo Elon Musk fue entrar a las oficinas corporativas de Twitter cargando con un lavamanos. Todo sólo para hacer un stunt publicitario con un juego de palabras.
Segundo. Casi como combo conectado con el chiste del lavabo Musk terminó despidiendo al ahora anterior CEO de la red social, Parag Agrawal, junto con el equipo legal y otros empleados clave que mantenían la red social en su estado actual.
Tercero. Elon Musk tras decapitar a la organización avanzó al siguiente nivel, disolviendo casi de manera sistemática a su junta directiva para autoproclamarse como nuevo CEO, por lo menos ante las autoridades regulatorias.
Cuarto. Es aquí cuando deja entrever sus planes de cobrar una cuota de suscripción mensual por el uso de Twitter en una modalidad Premium, más robusta que la actual. El punto delicado es que este nuevo cobro contempla el uso de la insignia azul de verificación.
Quinto. El mismísimo Stephen King se pelea con Elon Musk y amenaza con abandonar Twitter si piensa cobrar los USD $20 por mes. Es ahí que Musk confirma su plan de cobrar por la insignia, pero baja el costo a USD $8.
Sexto. Elon Musk inicia una campaña de pelea con sus seguidores y detractores desde su propia cuenta de Twitter. Confirma su intención de cobrar los ocho dólares, pero detalla con mayor profundidad cómo funcionaría todo, mientras comparte memes.
Séptimo. Se disparan los reportes de planes de despido masivo en el corporativo, recortando sus fuerza laboral a la mitad. Mientras se viralizan fotografías de miembros sobrevivientes del staff durmiendo al interior de las oficinas para cumplir con las nueva metas y órdenes de Musk.