Durante los últimos dos años, parecía que la revolución de la inteligencia artificial finalmente tocaría la puerta principal de nuestros hogares. Se hablaba de asistentes con modelos de lenguaje de última generación, sistemas que no solo entendieran cuándo pedir papel higiénico, sino que también detectaran si lo decías en broma o en serio.
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Sin embargo, la realidad ha sido menos futurista y mucho más... beta.
Apple, Google y Amazon: promesas y silencios
Apple fue la gran promesa. Se decía que lanzaría su hub inteligente con Siri potenciada por IA en primavera de 2025, con pantalla táctil, controles intuitivos y toda la magia habitual. Spoiler: no pasó.
Todo indica que el proyecto ha sido retrasado hasta 2026, en parte por las complicaciones internas con Apple Intelligence (sí, incluso para Apple, hacer que la IA funcione bien todo el tiempo no es tarea fácil).
Google, por su parte, lleva más de un año coqueteando con la integración de Gemini, su modelo de IA, en los altavoces Nest. Y aunque algunos testers reportan avances prometedores, para el resto de los mortales el Google Home sigue sintiéndose más o menos igual que en 2022.
Los comandos se han vuelto un poco más tolerantes, sí, pero aún están lejos de parecerse a una conversación fluida.
La que parecía tener la delantera era Amazon. Durante su evento de febrero, mostró a Alexa+ conversando animadamente con Panos Panay y ejecutando órdenes complejas con naturalidad. Por un momento, parecía que por fin llegaba el futuro.
Pero resulta que el despliegue ha sido muy limitado, y muchas de las funciones más atractivas aún están en desarrollo. De hecho, los pocos usuarios que han probado Alexa+ parecen haber firmado un pacto de silencio o simplemente no tienen mucho que reportar.
IA en casa: más complejo de lo que parece
A diferencia de un chatbot, donde un error se puede corregir con un “ups, me equivoqué”, los fallos en casa pueden ser más delicados. ¿Una respuesta creativa cuando preguntas por la hora? Inofensivo. ¿Una respuesta creativa cuando pides cerrar la puerta principal? Mucho menos gracioso.
Los modelos de lenguaje actuales están diseñados para intuir y complacer. Eso puede ser útil en una conversación, pero no necesariamente cuando manejan tus luces, cerraduras o termostato.
Y hasta que no se logre una integración más confiable entre la IA generativa y los sistemas de automatización doméstica, los fabricantes seguirán yendo con pies de plomo.
¿Un cambio a la vista?
Todo esto no quiere decir que la integración de IA en el hogar esté muerta, ni mucho menos.
Al contrario: la competencia entre gigantes como Amazon, Google y Apple puede acelerar el proceso de maduración de estos sistemas. Si Alexa+ logra hacer un debut convincente en los próximos meses, es probable que los demás sigan el ejemplo.
Pero si la nueva Alexa tropieza, la espera podría extenderse otro año (o dos). Mientras tanto, los asistentes de voz seguirán haciendo lo mismo de siempre: poner temporizadores, contar chistes malos y reproducir la playlist del desayuno.
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Y así, mientras la IA genera arte, redacta correos y hasta te ayuda a programar, en casa sigue tocando timbre… pero nadie parece estar escuchando (al menos, no con IA de verdad).