Amazon está llevando a su asistente virtual, Alexa, a un nuevo nivel con la introducción de Alexa+, un servicio de suscripción que integra inteligencia artificial avanzada en sus dispositivos Echo. Esta actualización promete transformar la interacción de los usuarios con sus dispositivos, ofreciendo respuestas más precisas y naturales.
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La evolución de Alexa permitirá a los usuarios realizar consultas más complejas y obtener asistencia personalizada en tareas cotidianas, como la verificación del tráfico en tiempo real. Sin embargo, la recopilación y almacenamiento de grabaciones de voz en los servidores de Amazon ha generado preocupación por la privacidad.
La capacidad de los dispositivos Echo para registrar y analizar las interacciones de los usuarios plantea interrogantes sobre el uso de datos personales. Este debate sobre la privacidad se ha intensificado con la creciente adopción de asistentes virtuales basados en inteligencia artificial.
Mientras Amazon avanza en la IA, otras compañías tecnológicas también están impulsando la innovación. Alphabet, matriz de Google, explora la conectividad mediante láser, complementando servicios satelitales como Starlink. Además, Google Gemini ha generado controversia por su capacidad para eliminar marcas de agua en imágenes.
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Por otro lado, la Unión Europea ha iniciado una investigación contra Meta, la empresa detrás de Facebook, Instagram y WhatsApp, acusándola de fomentar conductas adictivas en niños y adolescentes.
Estos desarrollos tecnológicos subrayan el impacto significativo de la tecnología en la vida diaria y los desafíos éticos que surgen con la evolución de la inteligencia artificial y el manejo de datos personales.
