Durante años, Apple ha defendido su ecosistema cerrado como si fuera una bóveda de alta seguridad. “Todo está controlado, optimizado y funciona a la perfección”, decían. Pero ahora, la Unión Europea ha decidido que ya es suficiente y le ha puesto una llave maestra a esa bóveda.
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Con nuevas regulaciones obligando a Apple a abrir su sistema, iOS está a punto de parecerse más a Android de lo que a Tim Cook le gustaría admitir.
Apple obligado a cambiar: ¿qué está pasando?
Las reglas de la Ley de Mercados Digitales (DMA) de la Unión Europea están obligando a Apple a abrir su ecosistema, algo que en Cupertino seguramente ven como el apocalipsis de la exclusividad.
Pero para los usuarios, esto significa que los dispositivos de terceros finalmente podrán integrarse con el iPhone de manera más fluida.
Básicamente, la Comisión Europea le ha dado una lista de tareas a Apple, y si no las cumple, habrá problemas. Algunas de las cosas que deberá permitir incluyen:
- Relojes inteligentes de otras marcas podrán mostrar y responder notificaciones de iOS.
- Las apps podrán ejecutar procesos en segundo plano sin que el sistema las cierre de un portazo.
- Se acabará la dictadura del AirDrop: otras apps podrán transferir archivos sin restricciones.
- Apple ya no podrá hacer que solo el Apple Watch sea compatible con el iPhone.
- Adiós al monopolio de Apple Pay en NFC: los bancos y otros servicios podrán usar el chip NFC libremente.
Estas nuevas reglas comenzarán a aplicarse de manera progresiva. Algunas funciones deben estar listas en la beta de iOS antes de finales de 2025, mientras que otras tienen hasta 2026 para implementarse completamente.
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Apple no está feliz, para sorpresa de nadie
En un comunicado oficial, Apple prácticamente lloró en público. La empresa argumenta que estas regulaciones afectan su capacidad de innovar y que las compañías rivales ahora se aprovecharán de su trabajo sin haber pasado por el mismo esfuerzo.
También insinuó que los usuarios europeos podrían recibir un ecosistema menos seguro y menos fluido.
Es cierto que Apple ha mantenido su sistema cerrado para garantizar una experiencia de usuario más controlada. Pero muchos ven estas quejas como una estrategia para resistirse a los cambios, más que una preocupación real por los consumidores.
¿Apple se está convirtiendo en Android?
La verdad es que sí, un poco. Android ha permitido la interoperabilidad con diferentes dispositivos desde hace años. En Android puedes elegir entre decenas de smartwatches y auriculares sin perder funciones esenciales. En iOS, si quieres un smartwatch decente, mejor que sea un Apple Watch.
Con estas nuevas reglas, los iPhones serán más amigables con dispositivos de otras marcas, algo que los usuarios de Android han disfrutado desde siempre. Apple tendrá que aceptar la idea de que los consumidores quieran más opciones, y eso podría afectar su modelo de negocio basado en la exclusividad.
¿Qué significa esto para los usuarios?
Para la gente común, esto es una gran victoria. Si tienes un iPhone pero quieres usar un Galaxy Watch o un Fitbit sin perder notificaciones y funciones clave, ahora será posible. Si quieres compartir archivos sin depender de AirDrop o pagar con un servicio que no sea Apple Pay, pronto tendrás opciones.
Pero también podría traer algunos inconvenientes. Más apertura significa que Apple perderá parte de su control sobre la experiencia del usuario, lo que podría traer problemas de optimización y seguridad.
Conclusión: Apple tendrá que ceder
Apple no tiene otra opción que adaptarse. Puede patalear, quejarse y lanzar comunicados apocalípticos, pero la realidad es que tendrá que abrirse más al mundo. Esto no significa que iOS se convertirá en Android de la noche a la mañana, pero sí que los días de exclusividad extrema están contados.
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Si Apple juega bien sus cartas, puede lograr un equilibrio entre apertura y control. Si no, iOS se parecerá cada vez más a Android… lo quieran o no en Cupertino.
