Si existe Dios, existe el Diablo. Esa es una de las premisas que, aunque parezca religiosa, es un principio de toda la existencia. Se trata de la representación de dos caras, polos opuestos, el bien y el mal, blanco y negro o el yin y el yang.
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Sin embargo, si nos vamos a lo estricto de las ramas religiosas, diferencias entidades científicas y teológicas han investigado si la existencia de el Diablo es real.
Pide a quien sea, incluso a la inteligencia artificial, que te haga una representación del Diablo. Te dará algo similar a lo que aparece en nuestra imagen de portada: un ser maligno y repugnante, con cuernos, colmillos y quizás de piel roja a la que el fuego no le hace nada.
Daily Mail habló con el teólogo Jared Brock, autor de una pieza llamada Un diablo llamado Lucifer, y este explicó con argumentos, que esa idea del Diablo está completamente errada.
“Creo que la cultura se ha obsesionado con la idea de un pequeño diablo rojo que te persigue en todo momento sobre el hombro”, dice el experto, en declaraciones citadas por el medio antes mencionado.
“Todo lo contrario. Es alguien sin duda atractivo”, expresa Jared. La referencia de que el Diablo es alguien que te incita al pecado hace pensar a los expertos en la materia, que la representación del mal en la Tierra está, y se presenta de una forma que luce seductora, encantadora y hasta carismática.
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“En la Biblia hay dos palabras para designar al diablo: una significa acusador y la otra significa adversario. Nada dice que el diablo pueda estar en todos los lugares y en todo momento. No es omnipresente como lo es Dios”, revela el experto.
“Es vital que sepamos cómo es realmente el diablo, tanto en sentido material como espiritual, para que podamos detectarlo más fácilmente trabajando en el mundo que nos rodea. Rara vez aparece como el dragón que escupe agua. El miedo no es tan poderoso como la seducción”, advierte Brock.
