A medida que se acerca el fin del soporte para Windows 10, Microsoft enfrenta un desafío significativo: la reticencia de los usuarios a actualizar a Windows 11. Este problema se refleja también en la baja cuota de mercado de su navegador, Edge, que lucha por ganar terreno frente a competidores establecidos.
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En un intento por aumentar la adopción de Edge, Microsoft ha implementado tácticas que han generado controversia, como la emisión de avisos intrusivos a usuarios de Chrome y la manipulación de resultados de búsqueda. Estas acciones, lejos de atraer a los usuarios, han suscitado críticas y no han logrado impulsar significativamente la cuota de mercado de Edge.
Los navegadores de Microsoft han tenido una trayectoria irregular. Internet Explorer, en particular, quedó rezagado y se convirtió en objeto de burlas. Aunque Edge presenta un diseño moderno y funcionalidades mejoradas, no ha logrado alcanzar el éxito esperado, posiblemente por llegar tarde a un mercado dominado por Chrome.
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La integración de ChatGPT en Edge, gracias a un acuerdo con OpenAI, generó expectativas de un aumento en la popularidad del navegador. Sin embargo, este impulso inicial se desvaneció rápidamente, y Edge no logró capitalizar la ventaja de ser pionero en la integración de inteligencia artificial.
Microsoft ha intentado incentivar el uso de Edge mediante recompensas y sorteos, pero estas iniciativas no han logrado un impacto significativo. La empresa se enfrenta al desafío de encontrar estrategias efectivas para aumentar la cuota de mercado de Edge sin recurrir a tácticas que puedan alienar a los usuarios.