La seguridad de tus cuentas depende de más que una buena contraseña. Ese humilde PIN de cuatro o seis dígitos que usas para desbloquear tu teléfono, sacar dinero del cajero o acceder a tu alarma del hogar podría ser la barrera más frágil entre un ladrón y tu vida digital.
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Y lo peor: probablemente elegiste uno de los más fáciles de adivinar.
El 10% de la gente usa el mismo PIN (y sí, es el que estás pensando)
A principios de esta semana, la Australian Broadcasting Corporation (ABC) reveló tendencias alarmantes en 29 millones de PIN filtrados o hackeados. Resulta que casi 1 de cada 10 personas usa el mismo código de cuatro dígitos y, sorpresa, sorpresa… es 1234.
Sí, el PIN que pondría un personaje de película que claramente no sabe nada sobre seguridad. Pero no es el único desastre numérico. Entre los más comunes están:
- 1111 (porque repetir un número parece una gran idea, ¿verdad?)
- 0000 (perfecto para que no se te olvide… y para que cualquiera lo adivine en segundos)
- 1212 (por si “patrón de repetición obvio” no estaba en tu lista de errores de seguridad)
- 1986, 1989, 2004 (porque, claro, ¿quién pensaría en usar un año de nacimiento?)
Si puedes adivinarlo en dos intentos, un hacker lo hará en uno
La matemática no miente. Hay 10,000 combinaciones posibles para un PIN de cuatro dígitos. Sin embargo, los más usados se repiten millones de veces en todo el mundo. Eso significa que cualquier persona con malas intenciones puede probar unos pocos y acertar con más frecuencia de lo que crees.
Y si estás pensando “bueno, pero yo uso un PIN de seis dígitos, eso es mejor”, lamento informarte que 123456 también está en la lista de los más usados.
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Cómo dejar de ser un blanco fácil
Si usas un PIN que aparece en la lista de los más comunes, cámbialo ahora mismo. Aquí algunas ideas para hacerlo más seguro:
- Deja de usar patrones obvios. Nada de números consecutivos como 1234, 4321 o combinaciones repetitivas como 7777.
- Evita fechas de nacimiento y años importantes. Si está en tu perfil de Facebook o Instagram, es lo primero que probarán.
- Piensa en algo personal pero no evidente. ¿El número de la casa donde vivía tu tía loca? ¿Los últimos cuatro dígitos de un teléfono antiguo? Usa algo que solo tú recuerdes.
- Mejor aún, usa un generador de contraseñas. Si tienes un administrador de contraseñas, pídele que cree uno al azar y olvídate del problema.
- El truco de los enemigos. Elige los días en los que conociste a tus mayores enemigos (escala la cantidad según la longitud de tu PIN). No solo será un número único, sino que además te servirá de recordatorio para mantenerte alejado de personas tóxicas.
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En resumen: no seas parte del 10% que usa el equivalente digital de una puerta abierta con un cartel de “bienvenido, hackers”. Un PIN seguro es una de las formas más simples de evitar que alguien acceda a tu información más valiosa. Así que hazle un favor a tu futuro yo y cámbialo antes de que sea demasiado tarde.