A inicios de los 2000, Sony se volvió pionera en la tecnología de almacenamiento óptico, ha anunciado el fin de una era al suspender la producción de discos Blu-ray, MiniDisc y cintas MiniDV a partir de febrero de 2025. Esta decisión marca el declive definitivo de los soportes físicos de grabación en favor de las soluciones digitales y en la nube.
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El Blu-ray, lanzado en 2002, revolucionó la industria audiovisual al ofrecer una capacidad de almacenamiento mucho mayor que el DVD, permitiendo así disfrutar de contenidos en alta definición. Su popularidad se consolidó con el lanzamiento de la PlayStation 3, que lo adoptó como formato estándar para juegos y películas. Sin embargo, el auge del streaming y la creciente capacidad de los discos duros han desplazado paulatinamente al Blu-ray.
Datos de VideoScan revelan una clara tendencia a la baja en las ventas de discos ópticos. Mientras el DVD aún mantiene una cuota de mercado significativa, el Blu-ray ha visto cómo su popularidad se ha reducido considerablemente en los últimos años. Esta disminución se explica por el cambio en los hábitos de consumo de los usuarios, que cada vez prefieren acceder a contenidos multimedia a través de plataformas de streaming como Netflix o Disney+.
La decisión de Sony no es otra cosa más que un reflejo de esta transformación digital. La creciente capacidad de almacenamiento de los dispositivos electrónicos, la proliferación de servicios de almacenamiento en la nube y la comodidad de acceder a contenidos bajo demanda han convertido a los soportes físicos en una opción cada vez menos atractiva para los consumidores.
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El fin de la producción de discos Blu-ray y otros formatos físicos significa que, a largo plazo, será cada vez más difícil encontrar estos productos en el mercado. Los usuarios que aún dispongan de una colección física de películas o música en estos formatos deberán buscar alternativas para conservarlos y reproducirlos, como digitalizarlos o adquirir reproductores compatibles.
La decisión de Sony marca el final de una era y confirma la inexorable marcha hacia un futuro digital, donde el almacenamiento y el consumo de contenidos se realizan principalmente a través de dispositivos conectados a internet.
