Desde sus inicios, la industria de los smartphones ha vivido un sin fin de cambios que no paran años después. A pesar de los avances en procesadores, cámaras y pantallas, hay una parte crucial en su funcionamiento que ha tenido un desarrollo más lento: la batería. Después de años estancados en capacidades cercanas a los 5.000 mAh, una nueva tecnología promete al fin revolucionarla liderado por Apple y Samsung gracias al silicio y carbono.
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Cuando los primeros smartphones llegaron al mercado, su capacidad era bastante limitada. Tareas como navegar por internet o ver videos eran posibles, pero la experiencia distaba mucho de la fluidez que conocemos hoy. Los procesadores de un solo núcleo y la escasez de memoria RAM restringían las posibilidades de estos dispositivos.
Con el paso del tiempo, los smartphones se han convertido en verdaderas computadoras de bolsillo. Procesadores multicore, gráficos potentes y pantallas de alta resolución son ahora la norma. Sin embargo, la batería, basada en tecnología de litio, parece haber alcanzado un techo. Los 5.000 mAh se han convertido en un estándar difícil de superar, limitando la autonomía de los dispositivos.
Ante este escenario, empresas como Samsung y Apple han puesto sus ojos en una nueva tecnología: las baterías de silicio-carbono. Esta innovación promete aumentar significativamente la capacidad de almacenamiento de energía en un mismo espacio, superando las limitaciones de las baterías de litio. Se rumorea que Samsung ya ha iniciado la producción de estas baterías, aunque aún no se han revelado detalles sobre su implementación en dispositivos comerciales.
Por su parte, marcas chinas como Xiaomi han sido pioneras en la adopción de esta tecnología. El Redmi Turbo 4, por ejemplo, cuenta con una batería de 6.550 mAh, un salto considerable respecto a los estándares actuales. Esta mayor capacidad permite a los usuarios disfrutar de una autonomía aún mayor sin sacrificar el diseño o el rendimiento del dispositivo.
La llegada de las baterías de silicio-carbono representa una oportunidad única para la industria de los smartphones. Apple, por ejemplo, podría aprovechar esta tecnología para equipar sus futuros iPhone con baterías de mayor capacidad sin aumentar el grosor de los dispositivos. Esto sería especialmente beneficioso para modelos como el iPhone 17 Air, que se espera sea más delgado que sus predecesores.