Olvídate de la PS5, Xbox Series X o incluso de la Nintendo Switch 2, porque Rusia está a punto de presentar su propia consola. El nuevo proyecto, anunciado oficialmente por Anton Gorelkin, diputado de la Duma, y respaldado por el Ministerio de Industria y Comercio, no busca liderar el mercado global de videojuegos, sino ser un símbolo nacional de autosuficiencia tecnológica en un mundo donde las sanciones de Occidente han complicado las cosas.
PUBLICIDAD
Te puede interesar: [¿La Nintendo Switch 2 usará inteligencia artificial para mejorar el escalado de imágenes?]
¿El nombre de esta consola? Todavía no lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que su misión es clara: ser una declaración de independencia tecnológica... con una pequeña ayuda de China.
Un procesador patriótico: Elbrus al rescate
El corazón de esta consola será Elbrus, un procesador desarrollado por el Centro de Tecnologías SPARC de Moscú. Este chip, originalmente pensado para defensa e infraestructuras, ahora dará el salto al mundo de los videojuegos.
Eso sí, no esperes que compita con los chips personalizados de última generación como los de la PS5 o Xbox Series X.
Gorelkin ha sido bastante honesto: no se trata de gráficos ultrarrealistas ni de experiencias AAA. En cambio, promete una consola decente para títulos más sencillos, y sin ninguna intención de convertirse en una simple máquina de emulación de juegos antiguos.
Por supuesto, el sistema operativo será 100% ruso. Se basará en versiones locales de Linux, como Aurora o Alt Linux, lo que también sugiere que contará con su propia tienda en línea, probablemente para distribuir juegos desarrollados dentro de las fronteras del país.
PUBLICIDAD
Eso, o para hacer que los usuarios descarguen actualizaciones al estilo soviético: largas esperas y mucha paciencia.
¿China al rescate? ¡Por supuesto!
Aunque el proyecto de la consola está siendo promocionado como un logro de la autarquía rusa, es casi imposible que el hardware no dependa de la ayuda china.
Moscú está en un punto en el que fabricar tecnología 100% nacional es una utopía, especialmente después del aislamiento tecnológico causado por las sanciones occidentales tras la guerra con Ucrania.
Así que sí, China será el proveedor clave de los componentes más críticos. Porque ¿qué sería de una consola “100% rusa” sin un poco de asistencia importada?
Además de esta consola todavía sin nombre, Rusia también está desarrollando un proyecto paralelo llamado Fog Play, un servicio de juegos en la nube que permite a los jugadores alquilar potencia de cálculo de PCs de alto rendimiento.
Esto suena muy bien en teoría, aunque parece difícil imaginar cómo competiría con gigantes como NVIDIA GeForce Now o Xbox Cloud Gaming sin una infraestructura tecnológica sólida.
Propaganda digital, no una revolución gamer
A pesar de los desafíos obvios, el verdadero objetivo de esta consola no es conquistar el mercado global, sino convertirse en un símbolo de orgullo nacional dentro de las fronteras rusas.
En un momento en el que el país enfrenta sanciones y aislamiento internacional, un dispositivo como este sirve más como herramienta propagandística que como competidor serio en la industria de los videojuegos.
Para los jugadores en Rusia, podría ser una forma de experimentar títulos desarrollados localmente (si logran ser buenos, claro está) mientras se mantienen alejados de los ecosistemas de entretenimiento occidentales.
Pero, para el resto del mundo, esta consola probablemente será vista como una curiosidad tecnológica más que como un verdadero contendiente.
El veredicto: ¿una apuesta ganadora o un game over anunciado?
Mientras Sony, Microsoft y Nintendo dominan el campo de batalla con sus consolas cada vez más sofisticadas, Rusia apuesta por una estrategia diferente: un enfoque más contenido, diseñado para un público local.
Quizás no sea la máquina de tus sueños gamer, pero, con la inevitable ayuda de China y un discurso de autosuficiencia nacional, esta consola podría al menos lograr lo que se propone: darle a Rusia un espacio propio, aunque modesto, en el mundo de los videojuegos.