Si creías que las listas de reproducción de Spotify eran un templo sagrado de descubrimiento musical, más vale que tomes asiento. Según un impactante informe de la revista Harper’s, algunas de esas listas están repletas de lo que podría llamarse música “fantasma”, creada por fondos de producción baratos bajo un programa conocido como Perfect Fit Content (PFC). Spoiler alert: no todo lo que suena está compuesto por artistas reales buscando su gran oportunidad.
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El plan perfecto de Spotify (para ahorrar dinero)
El informe desglosa cómo funciona este sistema. En lugar de dar espacio a músicos independientes o artistas emergentes, Spotify está llenando algunas de sus listas con música producida por compañías que esencialmente crean pistas genéricas diseñadas para sonar como las de otros artistas. ¿Por qué? Porque es más barato.
Y aquí viene la parte más polémica: los empleados de Spotify, según el artículo, estarían dando prioridad a estas pistas genéricas en las listas de reproducción. Esto no solo recorta costos para la plataforma, sino que también significa que los artistas reciben todavía menos ingresos, dado que estas compañías de producción suelen pagar una tarifa fija, sin regalías significativas a futuro.
Como lo describe Harper’s, esta práctica “plantea preguntas preocupantes para todos los que amamos la música”.
¿Dónde están estas “pistas fantasmas”?
Parece que el truco de Spotify está enfocado en listas diseñadas para escucharse como ruido de fondo. Piensa en “relax instrumental”, “lo-fi para estudiar” o “jazz para trabajar”. ¿Por qué pagar regalías completas a músicos si los usuarios ni siquiera prestan atención activa a lo que suena?
El problema aquí no es solo el trato económico. Estas pistas “de fondo” son indistinguibles de lo que la mayoría de nosotros consideraríamos música legítima. Géneros como música clásica, ambiental, electrónica, jazz y lo-fi ahora compiten directamente con estas producciones genéricas. Y como puedes imaginar, los músicos reales de esos géneros están siendo desplazados.
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Liz Pelly, autora del informe en Harper’s, lo explica con precisión:
“Spotify se había promocionado durante mucho tiempo como la plataforma definitiva para el descubrimiento. ¿Pero quién iba a emocionarse por ‘descubrir’ un montón de música genérica comprada en masa? A los artistas se les vendió la idea de que el streaming era una meritocracia, donde los mejores triunfaban porque los usuarios decidían con sus escuchas. El programa PFC destruye esta narrativa por completo”.
Pero, ¿qué dice Spotify al respecto?
Según Pelly, Spotify ha negado que sus empleados hayan sido presionados para incluir música PFC en las listas de reproducción. Sin embargo, el informe también incluye declaraciones de ex editores de listas de la plataforma que parecen contrariar esa afirmación.
Recomendaría echarle un vistazo completo al artículo de Harper’s, donde se detallan las respuestas oficiales de Spotify y los testimonios de personas que trabajaron en la compañía. La verdad, como siempre, parece estar en algún punto intermedio.
¿Y ahora, sumamos inteligencia artificial al mix?
Si el programa PFC ya parece cuestionable, agrega inteligencia artificial a la ecuación y las cosas se vuelven más turbias. Spotify está adoptando IA como una herramienta clave para su plataforma, pero no está claro si su objetivo es enriquecer la experiencia del usuario o simplemente crear versiones baratas de música que suenan “lo suficientemente bien” como para llenar listas de reproducción.
Consideremos que muchas herramientas de IA han sido entrenadas con contenido que probablemente infringe los derechos de autor, creando imitaciones más económicas del trabajo de artistas reales. ¿Es este el futuro que queremos para la música?
Un ex editor de listas de reproducción de Spotify lo expresó sin rodeos al hablar sobre el potencial de la IA para crear pistas genéricas como las de PFC: “Estoy seguro de que es algo que la IA podría hacer ahora, y eso da bastante miedo”.
¿Qué significa esto para los fanáticos de la música?
La idea detrás de Spotify siempre fue democratizar la música y conectar a los artistas con sus audiencias. Pero, con movimientos como PFC y la integración de IA, parece que la plataforma está priorizando los beneficios económicos sobre el descubrimiento artístico.
Si estos programas continúan expandiéndose, podríamos ver un cambio profundo en cómo se valora la música. Los géneros que prosperan en la riqueza de su autenticidad –como la música ambiental o el jazz– podrían ser reemplazados por versiones genéricas y baratas creadas para ajustarse al algoritmo.
En pocas palabras, podríamos estar ante un futuro en el que la música “original” se convierte en una rareza dentro del streaming, relegada por pistas de baja calidad que cumplen con el único propósito de maximizar ganancias.
La pregunta para los oyentes es: ¿estamos dispuestos a sacrificar la autenticidad artística por la conveniencia del streaming? La próxima vez que pongas una lista de reproducción “relajante”, tal vez deberías preguntarte quién realmente está detrás de esos sonidos. ¿Un músico real... o una máquina?