Los SSD son una maravilla tecnológica: rápidos, eficientes y perfectos para aprovechar el ancho de banda de las nuevas generaciones de hardware como PCIe 5.0. Pero, como cualquier tecnología avanzada, no son indestructibles. Si los tratas mal, pueden deteriorarse antes de tiempo.
PUBLICIDAD
Te puede interesar: [32 años cumple una de las herramientas de comunicación más importantes de la historia: El SMS]
¿Estás cuidando bien de tu SSD? En PC World repasaron los errores más comunes que podrían estar acortando su vida útil y qué hacer para evitarlo.
1. Dejar que tu SSD se sobrecaliente
El calor es el enemigo mortal de cualquier dispositivo electrónico, y los SSD no son la excepción. Aunque están diseñados para soportar un rango de temperaturas, el exceso de calor puede ralentizarlos, desgastar sus componentes y hasta provocar daños permanentes.
Si tienes un SSD PCIe 4.0 o 5.0, considera añadirle un disipador de calor, ya que estos modelos suelen calentarse más que los antiguos. Y si usas un portátil, evita dejarlo al sol o en lugares muy calurosos (sí, eso incluye usarlo en la playa o en la terraza). Mantenerlo fresco es esencial para que tu SSD dure muchos años.
2. Sobrecargarlo con escrituras innecesarias
Cada vez que instalas una app, descargas algo o simplemente guardas un archivo, estás escribiendo datos en tu SSD. Y aunque los SSD modernos están diseñados para soportar miles de ciclos de escritura, el desgaste es inevitable. Si llenas constantemente su capacidad escribiendo y borrando datos, lo estás desgastando más rápido de lo necesario.
Consejo clave: usa tu SSD para lo que mejor hace: ser rápido. Evita usarlo como un almacén temporal de grandes archivos. Para eso, mejor utiliza un disco duro tradicional o un SSD secundario.
PUBLICIDAD
3. Llenarlo hasta el tope
¿Eres de los que agotan hasta el último megabyte de almacenamiento? Pues aquí va una mala noticia: los SSD necesitan espacio libre para funcionar bien. Si lo llenas al máximo, el controlador de datos no tendrá suficiente espacio para mover archivos y distribuir el uso entre las celdas, lo que afecta tanto el rendimiento como la vida útil.
Deja un 20% de espacio libre en tu SSD para que pueda “respirar”. Si empiezas a acercarte al límite, considera mover archivos grandes a otro dispositivo o eliminar contenido innecesario.
4. Usarlo para tareas que no le corresponden
Los SSD son ideales como discos de arranque, para instalar programas y almacenar tus juegos favoritos, pero no son perfectos para todo. Si los usas como almacenamiento temporal de archivos grandes o como solución para compensar la falta de memoria RAM, los desgastarás rápidamente.
Por ejemplo, si tu sistema operativo utiliza demasiado el archivo de paginación porque tienes poca RAM, el SSD estará constantemente escribiendo y borrando datos, reduciendo su vida útil. Piensa en actualizar tu RAM si es el caso.
5. No actualizar el firmware del SSD
¿Actualizas tu sistema operativo y los controladores de tu tarjeta gráfica? Genial, pero… ¿cuándo fue la última vez que actualizaste el firmware de tu SSD?
Los fabricantes lanzan actualizaciones que mejoran el rendimiento y corrigen problemas. Estas actualizaciones también pueden optimizar la forma en que el SSD distribuye los datos, prolongando su vida útil. ¡Dale un vistazo al sitio web del fabricante de tu SSD y verifica si hay actualizaciones disponibles!
6. Comprar un SSD barato y arrepentirte después
Sabemos que las ofertas son tentadoras, pero los SSD más baratos suelen usar componentes de menor calidad. Por ejemplo, las unidades QLC (celdas de cuatro niveles) son más económicas, pero también menos duraderas.
Si buscas algo que dure, invierte en un SSD de calidad con un índice TBW alto (terabytes escritos). Además, los modelos de mayor capacidad suelen durar más tiempo, ya que las celdas se desgastan menos porque tienen más espacio para distribuir las escrituras.
7. Causarle daños físicos (sí, esto sigue pasando)
Aunque los SSD no tienen partes móviles como los discos duros tradicionales, eso no significa que sean invulnerables. Si dejas caer tu portátil o maltratas tu SSD al desmontarlo o instalarlo, podrías dañarlo físicamente.
Maneja tu SSD con cuidado, especialmente los formatos más compactos como NVMe, que no tienen una carcasa rígida como los modelos SATA. Y, por supuesto, evita dejar tu portátil en lugares húmedos o expuestos al polvo.
8. No rellenarlo con ceros a lo loco
Si alguna vez decides vender tu SSD y borrar todo lo que tiene, evita los métodos de “rellenar con ceros”. Aunque es efectivo para eliminar datos, este proceso somete a las celdas del SSD a un desgaste innecesario. Busca métodos menos agresivos para limpiar el disco, como el borrado seguro (Secure Erase) recomendado por el fabricante.
Cuidar de tu SSD no es complicado, pero requiere un poco de atención y sentido común. Con estos consejos, no solo alargarás su vida útil, sino que también garantizarás que funcione al máximo de su capacidad durante años. ¡Tu SSD (y tu bolsillo) te lo agradecerán!