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No solo a OpenAI I Ahora, Elon Musk sumó a Microsoft en su demanda

Sigue la teleserie entre Musk y estas compañías.

Representantes Republicanos
Elon Musk No solo a OpenAI I Ahora, Elon Musk sumó a Microsoft en su demanda (Allison Robbert/AP)

Parece que Elon Musk está listo para un nuevo capítulo en la saga legal que protagoniza junto a OpenAI y, ahora, Microsoft. Esta semana, el excéntrico multimillonario actualizó su demanda por fraude, incumplimiento de contrato y extorsión para incluir nada más y nada menos que reclamos antimonopolio.

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¿El motivo? Musk acusa a las dos compañías de intentar “monopolizar el mercado de la inteligencia artificial generativa”. Si esto fuera una serie, ya estaríamos en la temporada de los giros dramáticos.

Bienvenido a la historia, Microsoft

La demanda enmendada, presentada el jueves, tiene nuevos invitados especiales en el banquillo de los acusados. Entre ellos, Microsoft, el cofundador de LinkedIn Reid Hoffman y el vicepresidente de Microsoft, Dee Templeton, quien anteriormente fue parte de la junta directiva de OpenAI. Parece que Musk ha decidido que si va a pelear, lo hará contra los grandes.

Recordemos que Microsoft no es un simple espectador en esta historia. La compañía ha invertido 14.000 millones de dólares en OpenAI desde 2019 y tiene derechos exclusivos para licenciar comercialmente la tecnología de la startup.

Además, posee una participación del 49% en la filial con fines de lucro de OpenAI. Musk y sus abogados no han tardado en señalar que el ex CEO de OpenAI, Sam Altman, “se dedicó a hacer negocios desenfrenados” para crear una “fusión de facto” entre ambas empresas con prácticas que Musk describe como anticompetitivas.

¿Juego Sucio en la Arena de la IA?

Elon Musk no se quedó corto en acusaciones, alegando que OpenAI y Microsoft han estado “tratando activamente de eliminar a sus competidores”. ¿Cómo? Pues, según la demanda, intercambiando “información sensible a la competencia” y persuadiendo a los inversores para que eviten financiar a otras empresas, como xAI, la propia compañía de Musk dedicada a la inteligencia artificial.

Todo esto mientras se pelean por el dinero como si estuvieran en un torneo de Monopoly: OpenAI logró 6.600 millones de dólares en octubre para seguir mejorando sus modelos de IA, mientras que xAI no se quedó atrás y recaudó 6.000 millones en marzo.

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Y hablando de xAI, la empresa de Musk también ha decidido unirse al pleito como demandante. Para añadir un poco más, Shivon Zilis, ex miembro de la junta de OpenAI y ejecutiva de Neuralink (otra de las empresas de Musk), también se suma al equipo demandante. Ah, y por si faltaba un dato curioso: Zilis es madre de tres de los 12 hijos de Musk. Todo es posible en el universo Musk.

Un poco de historia para entender lo que pasa

Musk cofundó OpenAI en 2015 junto a Sam Altman y Greg Brockman (quienes también están nombrados en la demanda). Sin embargo, el magnate dejó la empresa en 2018 y, desde entonces, las cosas se han calentado bastante. En marzo de este año, el dueño de X presentó una demanda en la que acusaba a OpenAI de traicionar su acuerdo original de desarrollar IA para el beneficio de la humanidad.

Según Musk, la alianza con Microsoft convirtió a OpenAI en una “subsidiaria de facto de código cerrado” enfocada en maximizar las ganancias. Pero, de manera inesperada, retiró esa demanda en junio sin dar explicaciones.

No contento con eso, Musk reabrió la demanda en agosto, añadiendo más alegaciones. OpenAI, por su parte, ha intentado desestimar las acusaciones y las ha calificado como un “truco de relaciones públicas” y una “campaña cada vez más fanfarrona para acosar a OpenAI para su propia ventaja competitiva”.

¿Qué sigue en esta montaña rusa?

Desde que Musk reavivó la demanda, han surgido más giros inesperados. Recientemente, al empresario se le ha prometido un papel como asesor en la administración del presidente electo Donald Trump. Esta posición podría darle a Musk un asiento privilegiado para influir en las políticas de IA, añadiendo un nuevo nivel de tensión al conflicto.

Mientras tanto, la pregunta queda en el aire: ¿cuánto control es demasiado control en el mundo de la inteligencia artificial? Y, más importante aún, ¿quién será el último en pie en esta batalla por el dominio de la IA?

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