Internet

¿Cómo alteran las imágenes y videos que miras en Internet tu percepción sobre ciertos temas?

En la era digital, vivimos rodeados de imágenes que no solo capturan momentos, sino que también moldean la manera en que entendemos y percibimos el mundo.

Adicción al internet. | Foto: Psicologia y Mente
Adicción al internet. | Foto: Psicologia y Mente

Cada día, millones de fotos y videos se comparten en redes sociales, aparecen en resultados de búsqueda y en los sitios web que visitamos. ¿Hasta qué punto estas imágenes están influyendo en nuestra percepción?

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Según un informe reciente, el usuario promedio pasa aproximadamente 6 horas y 40 minutos al día en internet. Este tiempo se traduce en un consumo constante de imágenes y videos que, en conjunto, conforman una parte importante de nuestro input visual diario; sin embargo, lo que quizás pase desapercibido es cómo estas imágenes pueden reforzar estereotipos y sesgos implícitos.

Los investigadores analizaron las imágenes de plataformas como Google, Wikipedia y la base de datos de películas IMDb para identificar qué géneros predominaban al buscar distintas ocupaciones. Los resultados revelaron una marcada diferencia de representación: profesiones como “plomero” o “banquero de inversiones” se asociaban más con hombres, mientras que términos como “enfermera” o “bailarina” se relacionaban casi exclusivamente con mujeres. Esta tendencia no solo reafirma los estereotipos de género, sino que puede perpetuar estos sesgos en la mente de los usuarios.

El significado de tu foto de perfil de Instagram, según la psicología
El significado de tu foto de perfil de Instagram, según la psicología Instagram es una de las redes sociales más usadas en el mundo por millones de usuarios (Foto: Unsplash)

El efecto en nuestras creencias

El experimento realizado fue un paso más allá de solo documentar el sesgo visual. Los participantes realizaron búsquedas de ocupaciones y, posteriormente, se les aplicó un test de asociación implícita para medir sus sesgos de género. Aquellos que buscaron en Google Images mostraron un aumento en los sesgos de género, incluso días después del experimento. Esto subraya un problema preocupante: la exposición a imágenes sesgadas refuerza y, en algunos casos, amplifica los prejuicios en los espectadores.

Plataformas y responsabilidad compartida

Las redes sociales como Instagram, Snapchat y TikTok han acelerado la producción y circulación de imágenes, amplificando el alcance de estos sesgos. Y el problema no se detiene ahí: las imágenes que ya circulan en internet también alimentan modelos de inteligencia artificial (IA), perpetuando un ciclo de sesgo.

Un ejemplo claro de lo anterior es cuando los investigadores solicitaron a modelos de IA (como ChatGPT) que generaran imágenes de distintas profesiones y los resultados seguían mostrando principalmente a hombres blancos de unos 30 años.

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La solución no es sencilla y recae, en gran parte, sobre las empresas de tecnología y desarrolladores de IA. Incluso con las mejores intenciones, las correcciones pueden ir demasiado lejos y resultar en imágenes poco representativas, como lo demostró un caso en el que un modelo generó imágenes históricamente inexactas.

¿Qué podemos hacer como usuarios?

A pesar de la complejidad del problema, hay medidas que podemos tomar como usuarios. Un primer paso es ser conscientes de la diversidad en nuestro consumo visual. En efecto, seguir a creadores de contenido y fotógrafos de diferentes contextos culturales y étnicos puede ampliar nuestra percepción y reducir el impacto de los sesgos. Otra estrategia es ajustar la forma en que buscamos imágenes para influir en los resultados que obtenemos.

El consejo más efectivo, sin embargo, puede ser limitar nuestro tiempo de pantalla. Libros como The Visual Detox de Marine Tanguy ofrecen recordatorios valiosos: apagar notificaciones, poner temporizadores en nuestras aplicaciones y pasar tiempo al aire libre sin tecnología.

La clave es ser consciente

A consideración de los investigadores, la clave está en la conciencia: no siempre pensamos en el impacto de las imágenes que consumimos o en lo novedoso que es este fenómeno en la historia de la humanidad. Por siglos, nuestra especie evolucionó viendo el mundo real y no imágenes proyectadas en una pantalla. Hoy, recuperar un poco de ese tiempo “offline” puede ser un acto simple pero poderoso para equilibrar nuestra percepción y reducir el efecto de los sesgos visuales.

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