Diferentes instituciones, universidades y expertos en conductas sociales le pusieron la lupa a Character.ai, una aplicación que usa la inteligencia artificial. Este servicio de Internet es un chatbot en el que los usuarios pueden pedir que sus respuestas imiten la voz y personalidad de una celebridad. Abusar del uso de este mecanismo digital te podría llevar a ser una persona parasocial.
Character.ai se metió en el ojo del huracán después del suicidio de Sewell Setzer, un joven de 14 años que se obsesionó con un chatbot de esta inteligencia artificial, que le respondía sus preguntas como si fuese Daenerys Targaryen, de Game of Thrones.
Tras la muerte del joven, la familia inició acciones legales en contra de la aplicación, debido a que no habrían previsto que el uso del sistema supuestamente genera adicción.
La misma aplicación te dice, sin ningún tipo de rodeos, que todo el contenido que estás a punto de consumir es inventado y que el personaje con el que hablas es una ficción o representación de lo que el mismo usuario creó.
Noam Shazeer, uno de los fundadores de la aplicación, dijo en su momento que Character.ai iba a “ser muy, muy útil para mucha gente que está sola o deprimida”. Sin embargo, hay estudios recientes en los que se revela que el servicio es peligroso especialmente para el segmento de personas que Shazeer había mencionado.
¿Es peligrosa? Los científicos explican con argumentos
Bethanie Maples, investigadora de Stanford que estudia los efectos de las aplicaciones de IA en la salud mental dice que “hay pruebas de que es peligrosa para los usuarios deprimidos y crónicamente solos y para las personas que atraviesan cambios, y los adolescentes a menudo los atraviesan”, según Bio Bio Chile.
Louie Giray, profesor e investigador del Colegio de Muntinlupa, en Filipinas, analizó casos de adicción a chatbots de IA y encontró que “las personas afectadas por la adicción a la IA informan de una interacción compulsiva con ella, lo que resulta en efectos perjudiciales para el funcionamiento diario y el bienestar”.
Las personas que fueron analizadas en el estudio de Giray presentaron comportamientos poco sanos como relaciones tóxicas (ficticias), dependencia, conversaciones interminables, dificultad para concentrarse en actividades del mundo real, ansiedad y autocastigos, informa el medio antes citado.
Eso es lo que se describe como una persona parasocial, una forma de relación unidireccional que una alguien establece con una figura pública, como un actor, un influencer, un deportista o cualquier otra personalidad mediática. En una relación parasocial, la persona siente una conexión profunda o incluso una “amistad” con la figura pública, aunque esta no tenga conocimiento de su existencia ni reciprocidad emocional.