OpenAI sigue siendo el centro de atención desde que revolucionó el campo de la inteligencia artificial (IA) generativa con ChatGPT. Su último gran logro fue cerrar una ronda de financiación de US $6.600 millones, alcanzando una valoración impresionante de US $156.000 millones; sin embargo, a pesar de este éxito, la compañía dirigida por Sam Altman enfrenta un reto inesperado: la fuga de talento.
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Curiosamente, este éxodo masivo de empleados está alimentando una tendencia que el propio Altman predijo, y que podría volverse en su contra.
¿Por qué se van los mejores talentos de OpenAI?
En los últimos meses, varias figuras clave de OpenAI han decidido abandonar el barco. Entre las salidas más notables están Ilya Sutskever, cofundador y jefe científico de OpenAI, y Jan Leike, ambos fundamentales en el desarrollo de la compañía. Pero no son los únicos: Peter Deng, vicepresidente de producto, y Greg Brockman, uno de los más cercanos a Altman, también han decidido dar un paso al costado. Incluso Mira Murati, directora de tecnología y una de las mentes detrás de ChatGPT y DALL-E, ha optado por “buscar su propio camino”.
Lo más curioso de este fenómeno es que muchos de estos ex-OpenAI no solo han salido hacia la competencia, sino que han decidido emprender por su cuenta, creando sus propias startups. Esta tendencia parece confirmar una predicción que Sam Altman hizo hace meses: el auge de los unicornios unipersonales, empresas valoradas en más de US $1.000 millones dirigidas por una sola persona.
OpenAI Mafia: el surgimiento de los nuevos gigantes
Este fenómeno de empleados que salen de una empresa tecnológica para formar sus propios negocios ha sido bautizado como la ”OpenAI Mafia”, inspirada en el término usado para describir a los antiguos empleados de PayPal que impulsaron nuevas empresas tecnológicas después de la venta de la plataforma de pagos. Empresas como Anthropic, Perplexity y Covariant son ejemplos de esta tendencia, fundadas por ex empleados de OpenAI que han recaudado millones en financiación sin tener un producto completamente desarrollado.
Por ejemplo, Aravind Srinivas, cofundador de Perplexity, ha logrado posicionar su buscador de IA generativa en el centro de atención, preparándose para una ronda de financiación que podría valorar su empresa en US $8.800 millones. Y él no es el único. Otros como Dario y Daniela Amodei fundaron Anthropic, una startup que ya ha recaudado miles de millones y cuenta con más de 300 empleados.
La paradoja de Altman: ¿se está gestando su propia competencia?
Es aquí donde la predicción de Altman comienza a volverse en su contra. Su visión de que la IA generativa abriría la puerta a empresas unipersonales valoradas en miles de millones de dólares está cobrando vida, pero no necesariamente a su favor.
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Algunos de sus antiguos compañeros de OpenAI están obteniendo el respaldo de inversionistas con ideas que todavía están en etapas tempranas. Sin necesidad de un equipo grande, pueden valerse de la tecnología existente para crear soluciones rápidas y ágiles, capaces de competir directamente con OpenAI.
Este nuevo tipo de empresa, aunque todavía en sus primeras etapas, parece estar cambiando el panorama tecnológico, haciendo posible que un pequeño equipo, o incluso una sola persona, logre el tipo de impacto que antes solo podían soñar las grandes compañías.
¿Qué nos espera en el futuro de la IA?
Aunque Altman seguramente no previó que esta tendencia le causaría tanta competencia, su predicción acerca de los unicornios unipersonales está tomando forma. A medida que la IA sigue evolucionando, las barreras para crear empresas innovadoras se reducen. Cada vez más emprendedores con conocimientos en IA podrían aprovechar esta tecnología para lanzar startups millonarias, retando el dominio de gigantes como OpenAI.
Sin embargo, este auge también plantea preguntas: ¿serán estas empresas sostenibles a largo plazo? ¿Podrán competir con la infraestructura y los recursos de gigantes establecidos? Lo que está claro es que la carrera por la inteligencia artificial apenas comienza, y las próximas jugadas podrían redefinir el futuro del sector. ¿Será este el comienzo del fin del dominio de OpenAI o simplemente una fase en su evolución?