Todos tenemos al menos un cable USB-C en casa por su popularidad en los dispositivos que usamos hoy en día. Estos cables, aparentemente sencillos, esconden una complejidad que justifica toda la gama de precios que encontramos en el mercado. Un reciente estudio, realizado por ingenieros de Lumafield que ofrece una visión especial de rayos X, ha desvelado las diferencias entre un cable USB-C básico de 10 dólares y el costoso Thunderbolt 4 Pro de Apple, valorado en 149 dólares.
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Poniéndolo a prueba ante los ojos X
A simple vista, los cables USB-C pueden parecer todos iguales, pero su interior revela una gran variedad de componentes y tecnologías. La cantidad de protocolos de energía y transferencia de datos que soporta un cable determina su complejidad y, por ende, su precio. Mientras que del lado de Apple, por ejemplo, ha desarrollado un cable USB-C con una gran cantidad de funcionalidades, lo que explica su elevado coste.
La clave está en la calidad de todas las partes que lo componen y en la complejidad de la fabricación. Los cables más caros suelen contar con materiales de mayor duración, como conectores bañados en oro y trenzados reforzados. Además, incorporan chips de control que garantizan un rendimiento óptimo y una mayor durabilidad.
Al momento en el que comparamos un cable USB-C de Apple con uno de Amazon Basics, la diferencia de precio puede parecer exagerada. Sin embargo, el análisis de Lumafield ha revelado que el cable de Apple cuenta con una placa de microcontroladores de nueve capas, lo que le permite gestionar conexiones de alta velocidad, como USB 4, Thunderbolt 4 y DisplayPort.
Esta complejidad justifica el precio elevado del cable de Apple, pero no significa que sea la única opción. Existen en el mercado cables de alta calidad a precios más asequibles. La clave está en elegir un cable que cumpla con las necesidades específicas de cada usuario.
