Sam Altman, el joven empresario detrás de OpenAI, ha compartido un hábito que lo ayuda a generar ideas: escribir a mano en un cuaderno. ¿Lo más curioso? No le importa mucho el cuaderno en sí, lo que realmente le interesa es arrancar y tirar las hojas hasta que encuentra una idea que le convenza.
Y es que, a pesar de estar al mando de una de las compañías tecnológicas más innovadoras del mundo, Altman prefiere una solución bastante sencilla para organizar sus pensamientos: llevar siempre un pequeño cuaderno de espiral en su bolsillo.
“No me sirven esos cuadernos elegantes. Necesito uno con espiral para poder arrancar las hojas cuando lo necesite”, comenta.
Este hábito lo ha ido perfeccionando con el tiempo, a base de prueba y error, algo que asegura le permite mantener la mente organizada en medio de su ajetreado día a día. Y no se trata solo de un método para tomar notas, es su manera de visualizar las ideas.
“Escribo muchas notas y me gusta arrancarlas, tirarlas sobre la mesa, verlas todas juntas y luego desechar las que no me sirven”, comenta el CEO de OpenAI.
El valor de escribir a mano
El hecho de escribir las ideas a mano, según Altman, tiene un propósito más profundo que el simple acto de anotar. Está relacionado con cómo el cerebro procesa la información. Estudios de la Universidad de Noruega y de la Universidad de Washington avalan esta práctica: al escribir a mano, se activan mecanismos en el cerebro que mejoran la memoria y el desarrollo del pensamiento lógico.
Este enfoque no es exclusivo de Altman. Otros grandes empresarios como Bill Gates y Jeff Bezos también han defendido la importancia de escribir para organizar las ideas. Bezos, por ejemplo, solía pedir a sus empleados que redactaran memorandos detallados antes de cada reunión, un ejercicio que obligaba a pensar con claridad antes de presentar cualquier propuesta.
La importancia de desechar ideas
Uno de los puntos más interesantes que comparte Altman en su entrevista para el podcast “How I Write” es su capacidad para dejar ir ideas. A menudo, sus sesiones de brainstorming terminan con una pila de hojas arrugadas en el suelo, descartando todo lo que no funcione. Esta práctica, aunque suene sencilla, está respaldada por grandes mentes creativas como el escritor Seth Godin, quien afirma que para encontrar una buena idea, es necesario pasar por muchas malas.
Este método puede parecer caótico, pero Altman asegura que le ayuda a separar lo valioso de lo descartable. “Cuando llega la limpiadora, encuentra el suelo lleno de papeles arrugados con mis notas”, comenta entre risas.
Escribir, procesar y desechar
La simplicidad del método de Altman radica en que, al escribir, está obligando a su cerebro a procesar lo que realmente tiene valor. No es solo poner ideas en papel, es hacerlas tangibles, reales, para luego decidir si merecen ser conservadas o desechadas.
En resumen, el truco de Sam Altman no es otro que un recordatorio de que, a veces, las soluciones más simples pueden ser las más efectivas. Escribir a mano, arrancar y desechar puede parecer anticuado, pero cuando se trata de creatividad y productividad, a veces lo más básico es lo que funciona mejor.
¿Por qué funciona este método?
La clave detrás de la efectividad de este proceso radica en que, al escribir a mano, se establece una conexión física con la idea. Este acto obliga al cerebro a organizar los pensamientos de manera más estructurada. A medida que las ideas pasan del abstracto a lo concreto —desde la mente hasta el papel—, Altman puede verlas de forma más clara, lo que le permite evaluarlas con mayor objetividad. Así, arrancar y desechar no es un gesto de frustración, sino una manera activa de filtrar lo que realmente tiene potencial.
Cualquiera puede adoptar este enfoque para mejorar su creatividad y productividad, desde emprendedores hasta estudiantes. Al final del día, como Altman lo demuestra, no se trata del cuaderno más caro ni de la tecnología más avanzada, sino de la capacidad de procesar y refinar ideas.