Hay un episodio muy poco conocido de la vida de Albert Einstein que no muchos se imaginan: la oferta que recibió para convertirse en el presidente de Israel.
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To comenzó cuando Jaim Weizmann falleció en 1952: Israel se enfrentó al importante desafío de encontrar a alguien que pudiera sucederlo y mantener la “tradición científica” en la presidencia del joven Estado. Fue entonces cuando la mirada del Primer Ministro israelí se posó sobre Albert Einstein, un científico alemán de origen judío que ya era conocido como uno de los más grandes intelectuales de todos los tiempos.
A pesar de no ser un practicante religioso, su identidad judía fue una parte fundamental de su vida, por lo que mantuvo un fuerte vínculo con esta comunidad internacional a lo largo de su vida.
En noviembre de 1952, Einstein recibió una carta oficial del Primer Ministro de Israel, David Ben-Gurión, invitándolo a trasladarse al país para discutir formalmente la posibilidad de asumir la presidencia de la nación.
¿Por qué Einstein rechazó la presidencia?
Son diversas las razones por las cuales Einstein rechazó la oportunidad de convertirse en presidente:
- En primer lugar, estaba su falta de experiencia en el ámbito político. A lo largo de su vida, Einstein había evitado en gran medida la participación activa en la política, aunque no se mantuvo completamente al margen. Era un defensor del pacifismo, un crítico del nacionalismo extremo y un firme opositor a las armas nucleares.
- Einstein era consciente de la situación internacional de Israel. Recordemos que, en la década de 1950, Israel enfrentaba una continua hostilidad por parte de sus vecinos árabes, lo que requería un liderazgo fuerte y decidido en el ámbito político y militar.
- Otra razón fue su avanzada edad. En 1952, Einstein tenía 73 años ya, y su salud empezaba a declinar. Asumir la presidencia de un país en una situación tan complicada habría sido un desafío abrumador para cualquier persona y más aún para alguien de su edad y condición.
Por último, Einstein tenía un profundo compromiso con la comunidad académica y científica: pasó sus últimos años en Princeton, Nueva Jersey, trabajando en teorías científicas y reflexionando sobre cuestiones filosóficas y éticas.
El legado de Einstein en la ciencia y la sociedad
Einstein mostró desde joven una curiosidad insaciable por el mundo que lo rodeaba. Su educación y desarrollo intelectual lo llevaron a formular la Teoría de la Relatividad, una de las mayores revoluciones en la física moderna.
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También fue un ferviente defensor de los derechos humanos, la justicia social y la paz mundial. Su vida estuvo marcada por su exilio de Alemania en 1933, tras la llegada al poder de Adolf Hitler, y su firme oposición al régimen nazi.
Desde su nuevo hogar en Estados Unidos, Einstein usó su voz para abogar por el desarme nuclear, la cooperación internacional y la creación de un gobierno mundial que pudiera prevenir futuras guerras.
Era un pacifista comprometido, pero sus teorías llevaron al desarrollo de armas de destrucción masiva. Era un judío orgulloso, pero también un crítico del nacionalismo y un defensor del internacionalismo.
Se dice que su decisión de rechazar la presidencia de Israel fue un acto de humildad y autoconocimiento, ya que su contribución al mundo estaba en el ámbito de las ideas y no en la administración estatal.