Según un informe reciente del grupo de vigilancia sin fines de lucro Public Citizen, casi la mitad de todo el dinero corporativo que fluye hacia las elecciones proviene de la industria cripto, y más del 80% proviene de dos gigantes del sector: Coinbase y Ripple.
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Resulta interesante que ambas empresas han estado en el centro de la batalla legal contra la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de los Estados Unidos, un conflicto que ha intensificado la necesidad de la industria de asegurar un entorno regulatorio favorable.
De algo marginal al impulso político
Durante años, las criptomonedas fueron vista como una tecnología marginal, a menudo mal interpretada y sometida a una regulación incierta. No obstante, en este ciclo electoral los Super PACs respaldados por la industria cripto han apoyado a candidatos de ambos partidos políticos.
Ahora bien, ha sido el Partido Republicano y, en particular, el candidato Donald Trump, quien ha tratado de capitalizar el conflicto entre la industria cripto y los demócratas.
Trump ha criticado las políticas del gobierno de Joe Biden, que ha intensificado el escrutinio regulatorio sobre la industria cripto. Este movimiento ha sido visto como un intento de Trump de posicionarse como el “candidato cripto”, explotando la creciente desconfianza de la industria hacia los demócratas. Desde entonces, la industria cripto ha representado el 15% de todas las contribuciones corporativas divulgadas, una cifra que refleja tanto su rápido crecimiento como su ambición política.
Lo más sorprendente es que más del 90% del dinero corporativo cripto recaudado se ha generado en este ciclo electoral, lo que subraya la urgencia con la que la industria está buscando proteger sus intereses en un momento de creciente escrutinio.
El futuro de la regulación cripto y la política estadounidense
Con millones de dólares en juego, el resultado de estas elecciones podría tener un impacto duradero en cómo se regula la criptomoneda en Estados Unidos.
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Si los candidatos pro-cripto tienen éxito en noviembre, es probable que veamos un esfuerzo renovado para suavizar las regulaciones y facilitar la integración de las criptomonedas en el sistema financiero. Esto podría incluir desde una mayor claridad regulatoria hasta la aprobación de leyes que favorezcan el crecimiento de la industria.
Más “poder” que el petróleo
Lo que distingue a la criptoindustria en este ciclo electoral es su capacidad para superar a sectores tradicionalmente poderosos como el petróleo y la banca en términos de contribuciones políticas.
Recordemos que, históricamente, estas industrias han sido los mayores jugadores en el financiamiento de campañas políticas, utilizando su poder económico para influir en las políticas gubernamentales a su favor; sin embargo, la criptoindustria ha demostrado que, en la era digital, el poder económico no solo reside en las industrias tradicionales.