Un reciente hallazgo arqueológico en Mérida, España, está dando mucho de qué hablar. Y es que en una zona adyacente al imponente Anfiteatro de la ciudad extremeña, se ha descubierto lo que podría haber sido una auténtica joya de la hospitalidad romana: una lujosa casa de huéspedes que data de hace más de 18 siglos.
Desde el pasado 21 de julio, un equipo de arqueólogos y estudiantes de la Universidad de Granada (UGR), junto con el Consorcio de Mérida, está excavando lo que han denominado “la Casa del Anfiteatro”.
Esta impresionante residencia, ubicada en el corazón de la antigua Lusitania, ha revelado detalles fascinantes sobre la vida en la Roma imperial.
¿Cómo era este lujoso hotel?
El foco de las investigaciones de este año han sido las áreas de servicio de este majestuoso complejo. Se cree que, al igual que algunas casas en Pompeya, esta podría haber funcionado como un hospedaje para quienes asistían a eventos en el cercano Anfiteatro y el Teatro de Mérida.
Macarena Bustamante-Álvarez, investigadora del departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR, sostiene que están llevando a cabo pruebas para comprobar si esta residencia realmente operaba como alojamiento turístico.
“En Pompeya tenemos pruebas de casas que funcionaban como hospederías y esperamos encontrar algo similar aquí”, señala.
Nuevos descubrimientos
Bustamante-Álvarez, junto a Ana María Bejarro, del Consorcio de Mérida, han liderado el descubrimiento de dos nuevos cuartos que podrían haber servido como habitaciones para huéspedes.
Y es que la ubicación estratégica de la casa y las amplias termas —que parecen tener un uso más público que privado— refuerzan esta teoría. Además, la decoración con mosaicos relacionados con la gastronomía también sugiere una función de hospedaje.
Comida gourmet
Entre los hallazgos más llamativos se encuentra un extenso conchero (con alrededor de 400 ostras). Recordemos que este tipo de marisco, asociado a un consumo elitista, se disfrutaba entre finales del siglo II y principios del III.
Aunque Mérida no tiene costa, las ostras probablemente llegaban desde las costas de Andalucía o Portugal, subrayando el alto estatus de los residentes y el papel prominente de Mérida como centro económico en la época.
“Las ostras se mantenían en condiciones específicas de humedad, lo que permitía su consumo fresco hasta diez días después de su recolección”, explica Bustamante-Álvarez.
A consideración de la investigadora, este detalle refuerza aún más la idea de que la Casa del Anfiteatro no solo era un alojamiento, sino un lugar donde el lujo y la sofisticación estaban a la orden del día.
Ubicado junto al Anfiteatro
Tal y como su nombre lo indica, la “la Casa del Anfiteatro” está ubicada muy cerca del Anfiteatro romano, inaugurado en el año 8 a.C. En este se celebraban juegos gladiatorios y luchas entre animales o entre hombres y animales (venationes).
Las gradas, divididas en tres sectores (ima, media y summa cavea), se construyeron, en parte, sobre la misma colina que el del teatro. Asimismo, en los extremos del eje menor del edificio se construyeron dos tribunas: la del oeste estaría reservada a las autoridades y la del este a la persona que financiaba el espectáculo.
La arena, de forma elíptica, era la zona donde se desarrollaba el espectáculo. En su centro se cavó una gran fosa sobre la que se han vertido numerosas opiniones. Se dice que, probablemente, estuvo cubierta con un entarimado y su interior sirvió para almacenar las jaulas de las fieras y material escénico.
Dos largas galerías permitían, además del acceso a las gradas, la entrada de los gladiadores a la arena. A ambos lados, se abren habitaciones, posiblemente, para uso de los gladiadores aunque algunos investigadores las consideren reservadas para las fieras e incluso, una de ellas, pudo haber sido un espacio de culto religioso dedicado a Némesis, diosa protectora de los gladiadores.
