Las extensiones de Google son una de las herramientas insignia del navegador, mismas que en muchos casos son parte del uso diario de cientos de internautas. Pues por desgracia, todas ellas parecen estar en riesgo, específicamente las que usaban como soporte a Manifest V2. Más allá de si se usaba para bloquear anuncios en web, agregar emojis especiales, grabar la pantalla o cualquier otras función, con la llegada de la actualización a Manifest V3, quedarán como inservibles dentro del navegador.
Si bien la medida comenzó desde junio de 2024, es con el paso del tiempo que se ha visto la verdadera afectación a diversas aplicaciones en las versiones estables, de desarrollo y Canary de Chrome hasta llegar a Chrome 127 y con ello afectar principalmente a bloqueadores de anuncios.
uBlock Origin fue una de las afectadas por esta actualización y su dependencia al V2. Ante ello, su dueño Raymond Hill alentó por usar alternativas compatibles con Manifest V3, mismas que ya han desarrollado para así no desaparecer de nuestros ordenadores. Tales como AdBlobk Plus o Ghostery, mismas que mantienen prácticamente todas las funciones que en la versión original de la extensión.
Al ser un cambio tan totalitario que incluye la desaparición de extensiones, Google lo ha tratado de hacer de forma paulatina. Destacando el caso de los usuarios con perfiles empresariales, quienes tendrán más tiempo para hacer la migración a otras extensiones. En específico, hasta junio de 2025. Destacando que Google Chrome no es el único navegador en hacer este cambio pues a el se está uniendo Microsoft Edge, quienes también trabajan en una migración. Caso contrario al de FireFox, quienes seguirán en la versión V2.
¿Por qué Google hace el cambio?
Con el objetivo de priorizar la seguridad y la privacidad de los usuarios, Manifest V3 representa un paso significativo en la evolución de nuestra plataforma. Al establecer nuevas normas para las extensiones, se busca proteger a los usuarios de posibles amenazas y garantizar una experiencia de navegación más segura. Este proceso de adaptación, que se prolongará por varios años, impactará directamente en la forma en que los usuarios interactúan con sus navegadores.