Después de años de experimentar con arquitecturas híbridas que combinaban núcleos de alto rendimiento (P-Cores) con núcleos de eficiencia (E-Cores), al parecer, Intel regresará a sus raíces en 2025 con procesadores que solo utilizan P-Cores. ¿Qué significa esto? Básicamente, la marca abandonará su estrategia actual y regresará a los procesadores con solo núcleos de alto rendimiento a partir de mediados o finales del próximo año, como una respuesta a las demandas de usuarios que buscan el máximo rendimiento, especialmente en juegos y aplicaciones exigentes.
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Pasa que los E-Cores, si bien son bastante eficientes en tareas básicas, podían generar caídas de rendimiento en momentos cruciales, algo que muchos gamers y profesionales no toleran. En ese contexto, los nuevos procesadores Intel, bautizados como Bartlett, estarán disponibles en tres configuraciones: i5, i7 e i9, todas con un mínimo de 8 núcleos P-Cores. El i7 tendrá 10 núcleos, mientras que el i9, el más potente de la serie, contará con 12.
Además de la potencia bruta, estos procesadores ofrecerán una mayor vida útil para el socket LGA1700, lo que significa que las placas base actuales podrán ser utilizadas con las nuevas CPUs. ¿Qué significa esto para los usuarios?
- Más potencia para juegos y aplicaciones exigentes.
- Experiencia de juego más fluida y sin caídas de rendimiento.
- Mayor vida útil de las placas base LGA1700.
- Una posible guerra de precios entre Intel y AMD, beneficiando a los consumidores.
Un mensaje para la competencia
Este cambio de estrategia por parte de Intel es un nuevo capítulo en su rivalidad con AMD, marca que, en los últimos años, ha ganado terreno gracias a su enfoque en ofrecer la mayor cantidad de núcleos por dólar. Y es que esta rivalidad en el mercado de procesadores es una de las más intensas y duraderas en la industria tecnológica, ya que ambas empresas han estado compitiendo por la supremacía durante décadas, impulsando la innovación y ofreciendo a los consumidores una amplia gama de opciones.
La competencia entre Intel y AMD comenzó en la década de 1980 con la introducción del procesador Intel 8086. AMD lanzó su propio clon del 8086, el 286, y desde entonces ambas empresas han estado innovando y lanzando nuevos modelos de procesadores cada vez más potentes. Por lo mismo, ha dado lugar a productos innovadores, precios más competitivos y un mayor beneficio para los consumidores.