Es posible que tal vez un porcentaje importante de los lectores actuales de FayerWayer ni siquiera haya nacido para el momento en el que se utilizaban medios físicos de almacenamientos más rudimentarios que las memorias USB o el Cloud Computing. Hace décadas, de hecho, era casi imposible resguardar información, archivos, imágenes y otras cosas en medios físicos. Durante ese lapso la alternativa más popular era le uso de disquetes, diskettes o discos floppy de 3,5 pulgadas. Todos eran exactamente lo mismo, pero recibía esos distintos nombres.
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Lo cierto es que con el arribo de las memorias USB, el internet, la nube y las unidades SSD, el uso de estos artefactos se volvió entre innecesario y ridículo. Un floppy de 3,5 pulgadas apenas y podía almacenar 1,44 Megas, mientras que una memoria USB podría llegar a los 128 MB en aquel entonces. Ahora esa cifra se cuenta hasta en Terabytes y marca claramente la distancia que hay entre esos años a finales de la década de los 90 y el escenario actual.
Pero, por increíble que parezca, en Japón la historia era un tanto distinta a lo que vivimos aquí en occidente. No sólo era posible encontrar un disco de este tipo, sino que encima había regulaciones que obligaban a las oficinas de gobierno a seguirlos usando.
La muerte del disquete floppy es una buena noticia para Japón
En un anuncio que marca el final de una era analógica, la agencia informativa Reuters nos reporta cómo el Ministro Digital de Japón, Taro Kono, confirmó la eliminación de 1.034 regulaciones gubernamentales que requerían el uso de discos floppy de 3,5 pulgadas para almacenar información. Esta decisión, descrita por Kono como una victoria en la “guerra contra los disquetes”, representa un paso crucial hacia la modernización tecnológica del país.
Para muchos lectores más jóvenes, la idea de que los disquetes todavía se usaban en la cuarta economía más grande del mundo puede parecer tan ridícula como inverosímil. Sin embargo, para Japón, este ha sido un proceso gradual que comenzó con la declaración de Kono en 2022 de eliminar este nudo regulatorio que mantenía vivo ese sector.
La actitud de Japón hacia la tecnología ha sido objeto de escrutinio en el pasado. En 2018, el exministro de ciberseguridad, Yoshitaka Sakurada, generó controversia al admitir que nunca había usado una computadora. Afortunadamente, Kono parece tener un enfoque más proactivo, donde ha logrado este avance a la par que ha expresado su intención de combatir el uso de otras tecnologías obsoletas como las máquinas de fax.
A pesar de su reputación de constante innovación tecnológica, Japón también es conocido por su arraigada burocracia. La dependencia de los disquetes en el gobierno japonés ejemplifica esta práctica que se había convertido ya en algo nocivo. Pero finalmente se ha dado un paso importante y necesario.
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El camino es largo para digitalizar a Japón y va más allá del disquete
La tarea que tiene por delante Kono es colosal. La gran cantidad de procesos burocráticos no digitales en Japón exige un esfuerzo sostenido y una reforma profunda que obligaría a distintas instancias y servidores públicos a reestructurar diversas leyes, normas y protocolos que se quedaron estancados hace años.
Lo curioso es que no se trata del único caso por el estilo. Los locos de Digital Trends en su momento reportaron cómo en 2014, se descubrió que el silo nuclear de la Fuerza Aérea de EE. UU. todavía utilizaba disquetes de 8 pulgadas (aún más viejos que los floppy) para almacenamiento.
La eliminación de los disquetes en Japón marca un hito importante en su camino hacia la digitalización. Sin embargo, este caso también sirve como un recordatorio de la resistencia al cambio y la burocracia que pueden obstaculizar el progreso, incluso en las naciones más desarrolladas.
Kono en ese sentido hasta podría considerarse un héroe.