Todos recordamos ese episodio tan rato como turbulento, cuando en noviembre de 2023, la industria de la Inteligencia Artificial se vio envuelta en un torbellino de escándalos y desconciertos cuando la junta directiva de OpenAI despidió inesperadamente a su CEO, cofundador y responsable de ChatGPT, Sam Altman. Este abrupto cambio de liderazgo generó una ola de especulaciones y consternación, pero apenas cuatro días después del despido, el muchacho fue reinstalado en su puesto al parecer gracias a Microsoft.
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Ahora, gracias a las revelaciones de una ex miembro de la junta directiva, Helen Toner, que ha decidido no mantenerse anónima, se están empezando a esclarecer los detalles detrás de este extraño episodio. Dejando en claro que Sam Altman sería un sujeto un tanto distinto del que conocemos en su faceta pública. Con un comportamiento que habría justificado por completo su intento de expulsión.
Lo que están a punto de leer son las declaraciones de una persona que no forma parte más de OpenAI y que en un punto crítico de la historia reciente de la industria de la IA se posicionó en contra de Altman y el futuro de ChatGPT. Así que vale la pena analizar todo bajo dicha perspectiva.
OpenAI, Sam Altman y ChatGPT: un infierno detrás de la puerta
Según Toner, en un artículo publicado por los colegas la agencia informativa Reuters la destitución de Altman se vio impulsada por dos informes presentados por ejecutivos de OpenAI que describían un ambiente laboral “tóxico” caracterizado por el “abuso psicológico”. Estos informes, respaldados por capturas de pantalla que documentaban los presuntos abusos, provocaron serias preocupaciones entre la junta directiva sobre la cultura interna de la empresa, donde Sam era el núcleo del problema.
Pero hay asuntos mucho más delicados que valdría la pena considerar bajo el contexto del potencial de los sistemas de IA cuando no son regulados de manera ética y transparente. Ya que Toner también reveló que la junta directiva no estaba al tanto de la existencia de ChatGPT, hasta que se enteraron a través de las redes sociales.
En otras palabras, el mayor avance en el sector de la IA se realizó a escondidas de la propia compañía que lo financió y no se supo de su desarrollo hasta el momento mismo en el que Sam Altman lo reveló al mundo. Y ese mismo sujeto sigue trabajando en OpenAI en distintos proyectos que no son precisamente de dominio público. Esta falta de comunicación interna se sumó a las preocupaciones sobre el liderazgo de Altman.
Pero en contraste, ante la destitución del ejecutivo el año pasado, más de 500 empleados de OpenAI amenazaron con renunciar si la junta no reconsideraba su decisión. Muchos empleados expresaron su firme apoyo a Altman, argumentando que su liderazgo era crucial para el éxito de la empresa. Las presiones internas y externas llevaron a un rápido cambio de rumbo por parte de la junta directiva.
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Como todos sabemos en cuestión de días Sam Altman fue reinstalado como CEO, una decisión que, según Toner, se vio influenciada por el temor a la pérdida de personal clave y el posible colapso de la empresa tras su expulsión y la reacción inesperada de algunos miembros clave de la organización.
Cuál es el futuro de OpenAI y ChatGPT con Sam Altman ahí
El escándalo ha dejado profundas cicatrices en OpenAI. Las denuncias de abuso psicológico han dañado la reputación de la empresa y han generado dudas sobre su cultura interna. La reinstalación de Altman bajo tales niveles de presión ha puesto en tela de juicio la autonomía de la junta directiva y los escándalos siguen fluyendo.
Ahí tenemos el caso más reciente en donde la estrella de Hollywood Scarlett Johansson denunció que OpenAI y el propio Altman la habrían cortejado para buscar integrar su voz en su asistente de IA bajo el nombre de Sky. Ella los rechazó y acto seguido ChatGPT ahora hablaba igual que ella.
Toner y Tasha McCauley, ex miembros de la junta, han expresado su profunda preocupación por el futuro de OpenAI. Argumentan que la empresa no ha demostrado ser capaz de gobernarse a sí misma de manera responsable y que se necesita una regulación externa para garantizar su correcto funcionamiento.
En todo caso no parece que Sam Altman vaya a moverse de ahí.
