La humanidad ha mirado hacia las estrellas durante miles de años, preguntándose si estamos solos en el universo, una pregunta tan romántica como difícil de responder. La búsqueda de vida extraterrestre ha sido una de las grandes aventuras científicas de la historia, impulsada por la curiosidad, la imaginación y el deseo de comprender nuestro lugar en el cosmos.
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Sin embargo, por ahora no hemos encontrado evidencia definitiva de vida extraterrestre. Sin embargo, hemos hecho avances significativos en la búsqueda. Hemos descubierto miles de planetas fuera de nuestro sistema solar, muchos de los cuales podrían ser habitables. También hemos encontrado biofirmas en algunos planetas y lunas, lo que sugiere que podrían ser aptos para la vida.
¿Y qué dice la inteligencia artificial?
La inteligencia artificial (IA) está evolucionando a un ritmo vertiginoso. Algunos científicos incluso apuntan a la posibilidad de alcanzar la superinteligencia artificial (ASI), una IA que superaría la inteligencia humana y no estaría limitada por nuestras velocidades de aprendizaje.
El potencial de la ASI es enorme, con aplicaciones en diversos campos como la medicina, la exploración espacial o la resolución de problemas complejos. Sin embargo, los expertos también advierten sobre las posibles consecuencias negativas que podría suponer.
La IA podría convertirse en el “gran filtro” del universo, un fenómeno tan raro que da lugar a que la vida evolucione de forma diferente a la establecida. Este concepto se utiliza en la búsqueda de inteligencia extraterrestre y podría explicar por qué los humanos aún no han encontrado civilizaciones técnicas avanzadas fuera de la Tierra.
Ambas hipótesis sugieren que existen ciertos obstáculos en la línea de tiempo evolutiva de todas las civilizaciones. Estos obstáculos les impiden llegar a un alto nivel de desarrollo técnico e intelectual, lo que podría conducir a su desaparición antes de convertirse en multiplanetarias.
La creación de la ASI podría ser uno de estos obstáculos. Un estudio publicado en Science Direct ha destacado que la IA podría permitir que una especie que habita un solo planeta se convierta en multiplanetaria. Sin embargo, esta tecnología avanza a un ritmo mucho más rápido que la capacidad humana para controlarla.
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Elon Musk, por ejemplo, estima que la probabilidad de que la IA acabe con la humanidad se encuentra entre el 5 y el 20%, mientras que en Silicon Valley algunos expertos la elevan al 50%. El desafío de la IA y la ASI radica en su propia naturaleza autónoma. Estos modelos pueden mejorar sus propias capacidades a una velocidad más alta que la evolución de los humanos, lo que aumenta el riesgo de que algo salga mal.
Las civilizaciones inteligentes podrían desaparecer mucho antes de convertirse en multiplanetarias debido a la IA. Los sistemas autónomos de inteligencia artificial de diferentes planetas incluso podrían competir entre sí con una destrucción a una escala sin precedentes. En el peor de los escenarios, una civilización tecnológica podría tener una vida inferior a 100 años.
Un periodo de tiempo extremadamente corto si se compara con la escala de tiempo cósmica de miles de millones de años.
A pesar de las posibles amenazas, el estudio también ofrece una perspectiva optimista. Se apoya en la ecuación de Drake para estimar el número de civilizaciones extraterrestres que se encuentran en la Vía Láctea. La probabilidad de encontrar vida inteligente es increíblemente baja, más aún que hayan desarrollado tecnología más avanzada que la que se encuentra en la Tierra.
Al final, no solo se trata de prevenir un mal uso de la IA en la Tierra, sino de asegurar que es compatible con la evolución natural de los humanos. El primer paso es regular la toma de decisiones de las herramientas de IA y controlar el acceso a recursos económicos o la seguridad nacional.
La IA representa un gran salto hacia adelante en la historia de la humanidad, pero es crucial avanzar con cautela y responsabilidad para evitar que se convierta en un salto al vacío.