Cuando compramos un monitor, solemos revisar una larga lista de especificaciones técnicas que debemos considerar antes de decidirnos. Sin embargo, una pregunta que suele surgir con frecuencia tiene que ver con el impacto que tiene la tasa de refresco. En este sentido, en Hardzone intentaron explicar qué es exactamente, cuál es su función y si realmente vale la pena invertir en un monitor con una tasa de hercios más alta, incluso si esto supone tener que invertir un poco más a lo que teníamos previsto.
PUBLICIDAD
¿Qué son los hercios?
Primero es lo primero: El hercio es la unidad de medida de frecuencia que mide el número de veces que se repite un evento durante un segundo. De este modo, 1Hz es un ciclo por segundo. Del mismo modo, la tasa de refresco de un monitor se refiere a la cantidad de imágenes que el dispositivo es capaz de mostrar por segundo.
Por supuesto que este factor influye directamente en la calidad de visualización de todo lo que aparece en la pantalla. La diferencia entre monitores con distintas tasas de hercios se hace evidente, por ejemplo, al comparar la experiencia de juego entre un monitor de 60 Hz y otro de 120 Hz o más.
Esta distinción se hace patente al observar la fluidez de la imagen. Un monitor de 60 Hz mostrará menos cuadros por segundo, lo que resulta en una experiencia visual menos suave en comparación con uno de mayor tasa de refresco. A simple vista puede que no se perciba esta diferencia, pero al observarlo en cámara lenta, es evidente cómo las imágenes en el monitor de 60 Hz carecen de la misma fluidez que las del monitor con mayor hercios.
Y... ¿Vale la pena?
Es evidente que la tasa de refresco es importante para una experiencia de juego óptima. Un monitor con una mayor tasa de hercios ofrece una calidad de imagen y una fluidez superiores, lo que resulta especialmente relevante para los aficionados a los videojuegos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la fluidez no depende únicamente del monitor, sino también de la capacidad de procesamiento de la tarjeta gráfica de nuestro ordenador.
En juegos con una acción rápida y dinámica, la diferencia entre monitores con distintas tasas de refresco es más notable. Esto se debe a que una mayor tasa de hercios permite seguir los detalles del juego con mayor claridad, lo que puede traducirse en una ventaja competitiva.
Veredicto: La decisión de invertir en un monitor con una tasa de refresco más alta dependerá de las preferencias personales y del presupuesto disponible. Sin embargo, para aquellos que buscan una experiencia de juego más inmersiva y fluida, la inversión en un monitor con mayor hercios puede resultar una decisión acertada.