Hace años podía parecer cosa de un capítulo de Black Mirror, pero hoy es toda una realidad que avanza cada día más hacia su comercialización. ¿Adivinaron? Pues hablamos de los chips neuronales y todo este auge de la neurotecnología, gatillada por intereses de grandes empresarios como lo son Elon Musk o Mark Zuckerberg. Y es que se trata de magnates que están dispuestos a darlo todo por liderar la innovación tecnológica, perfilando un nuevo horizonte en la interacción humano-máquina.
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Recientemente Elon Musk hizo noticia gracias al último avance de Neuralink, su compañía dedicada a investigar sobre chips cerebrales y que tuvo su primer éxito: logró que un paciente con el dispositivo lograra controlar un ratón de computadora mediante el pensamiento, abriendo todo un abanico de posibilidades y dando esperanza a miles de personas paralizadas físicamente en el mundo.
Zuckerberg vs. Musk: La carrera por la neurotecnología
Su nombre es Noland Arbaugh, y se transformó en el primer paciente con un implante cerebral exitoso por parte de Neuralink, logrando controlar un cursor y jugar ajedrez con la mente. Por su parte, Mark Zuckerberg se inclina por la tecnología de interfaz cerebro-computadora (ICC) no invasiva.
El CEO de Meta propone una innovación que se presenta en forma de pulsera y que traduce las ondas cerebrales para facilitar la navegación en el Metaverso, eliminando la necesidad de controles manuales. Un claro desarrollo hacia la Web 4.0, o web simbiótica, que vislumbra una interacción más intuitiva y “profunda” entre humanos y tecnología. Todo eso además de sus gafas de realidad aumentada de Meta junto a Ray-Ban:
El impacto de los experimentos de Musk y Zuckerberg
De partida, los expertos internacionales coinciden en que la neurotecnología propuesta por Musk y Zuckerberg tiene el potencial de revolucionarlo todo. Desde cómo interactuamos con los dispositivos a campos como la educación y el tratamiento de enfermedades neuronales. Hablamos de una tecnología potente y capaz de cambiar el mundo como lo conocemos.
Y mientras Neuralink se concentra en restaurar capacidades cerebrales afectadas por enfermedades, Meta explora la comunicación intuitiva y la percepción sensorial en el Metaverso.
Claro que tras estas innovaciones surgen las preguntas básicas relacionadas a la ética y a la privacidad de las personas y de quienes utilicen estas tecnologías, especialmente respecto a la recopilación y uso de datos neuronales.
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Por ahora una regulación adecuada es una necesidad, mas no una prioridad para los gobiernos. Se espera, eso sí, que a medida que se abran estas tecnologías al público, comience un diálogo continuo para llegar a un consenso internacional, tal y como está pasando últimamente con la inteligencia artificial en la Unión Europea.
¿Quién ganará esta carrera? Eso lo definirá el tiempo, pero lo más probable es que resolvamos este enigma en el corto a mediano plazo. Sin dudas Zuckerberg y Musk tienen bastantes intereses comprometidos para que sus desarrollos tomen la delantera en la industria de la neurotecnología.