Los discos duros mecánicos, compuestos por discos físicos y cabezales para la lectura y escritura de datos, han sido transformados por la llegada de los SSD. Estos últimos revolucionaron el almacenamiento al prescindir de elementos mecánicos, almacenando información de manera digital sin la necesidad de partes móviles.
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En contraste con los HDD tradicionales, cuyo acceso rápido a los datos requiere la desfragmentación para ordenar y optimizar la disposición de la información, los SSD no requieren esta operación en Windows. Este sistema operativo, de hecho, ofrece opciones de optimización en lugar de desfragmentación para los SSD.
Esto se debe a la estructura de los SSD, donde todos los datos están accesibles de manera equitativa y sin distancias físicas entre ellos. Windows, al reconocer el tipo de unidad instalada al momento de la configuración, determina las opciones de optimización disponibles.
Para las unidades HDD, se permite realizar análisis y optimización desde la interfaz de Optimizador de unidades, mientras que para las unidades de estado sólido, se ofrece solo la opción de optimizar su funcionamiento.
La imposibilidad de desfragmentar unidades SSD radica en su construcción sin partes móviles, donde todos los datos están igualmente disponibles en todo momento, sin importar su ubicación física.
Sin embargo, es crucial realizar optimizaciones periódicas en los SSD para limpiar archivos residuales y mantener un espacio disponible óptimo para el almacenamiento.
Windows facilita este proceso permitiendo la optimización de manera manual y automática. La opción automática es recomendada, ya que mantiene el SSD funcionando a su máximo rendimiento.
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Programar la optimización periódica se realiza a través de la función de Optimizador de unidades, donde se puede establecer la frecuencia de limpieza según el uso del equipo.
Para aquellos que manejan una gran cantidad de archivos, se aconseja una limpieza diaria debido a la acumulación más rápida de archivos residuales.
Sin embargo, para usuarios que emplean el equipo de manera ocasional para tareas básicas como revisar correos, redes sociales o ver películas, una limpieza mensual puede ser suficiente para mantener el rendimiento del SSD.