Steve Jobs es un personaje fascinante cuya trayectoria dentro y fuera de Apple cuenta con una cantidad monumental de anécdotas. Hoy toca revisar una de las más curiosas: cuando el genio usó como argumento la meta de “salvar vidas” logrando que la Apple Macintosh fuera menos lenta en su arranque.
Hace muy poco repasamos cómo fue que Jobs articuló esta visión para la nomenclatura de los nombres de los productos inteligentes de Apple. En donde terminamos teniendo dispositivos como el iPod, la iPad, el iPhone o la iMac sin conocer durante mucho tiempo qué significaba la letra “i”.
Ahí en el artículo pudimos asomarnos un poco a la mente de Steve Jobs, para comprender un poco su forma de ver el mundo y cómo percibía que la tecnología podía ayudar a mejorar la vida de las personas de manera profunda y significativa.
Ahora toca el turno de viajar un poco más atrás en el pasado, al año de 1983, un momento crucial para la compañía, con el lanzamiento de una nueva computadora que tenía un pequeño gran problema: su arranque era demasiado lento.
Cómo Steve Jobs “salvó vidas” mejorando el arranque de la Apple Macintosh
Los lectores de la vieja escuela recordarán que antes el proceso para arrancar una computadora era algo genuinamente tardado. Uno podía presionar el botón de encendido y levantarse a servirse un café para llegar justo a tiempo antes de ver la pantalla de inicio.
Se trataba de un proceso que podía tomar hasta 4 o 5 minutos si el hardware del equipo no era el mejor. En 1983, antes del arribo de los sistemas operativos con interfaz visual como Windows 95 el panorama era más ágil pero no mejor.

De acuerdo con una anécdota publicada en el repositorio de Folklore, por el ex ingeniero de Apple, Andy Hertzfeld, en 1983 Steve Jobs se había obsesionado con un detalle en la nueva Apple Macintosh que estaba a punto de salir al mercado: la computadora tardaba más de dos minutos en arrancar.
De modo que Jobs presionó a Hertzfeld y todo el equipo detrás del desarrollo de la computadora de escritorio para reducir ese tiempo. El problema no era el procesador que hacía a la Mac 10 veces más rápida que la Apple II.
Pero el mayor problema residía en la unidad lectora de diskettes, que en conjunto con la memoria RAM limitada, volvía necesario cargar datos desde el diskette. Lo que generaba un cuello de botella.
Así que dando vueltas a ese asunto Steve Jobs fue con Hertzfeld y Larry Kenyon, ingeniero encargado de la unidad de diskettes, con una reflexión:

“Sabes, he estado pensando en ello. ¿Cuántas personas van a utilizar una Macintosh? ¿Un millón? No, más que eso. En unos años, apuesto a que cinco millones de personas arrancarán sus Macintosh al menos. una vez al día.
Bueno, digamos entonces que puedes reducir 10 segundos del tiempo de arranque. Multiplícalo por cinco millones de usuarios y eso son 50 millones de segundos, por cada día.
En un año, probablemente sean docenas de tiempos de vida. Así que si haces que arranque diez segundos más rápido, habrás salvado una docena de vidas. Eso realmente vale la pena, ¿no crees?”
Fue el medio para inspirar el equipo quienes lograron la meta de reducir en 10 segundos el tiempo de arranque. Así fue como Steve Jobs le “salvó vidas enteras” a un montón de usuarios de Mac.

