La ciencia ficción nos ha mostrado a través de las películas, como una enorme corporación nos implanta un microchip en el cerebro para controlarnos como sociedad. Muchas personas se negaron a ponerse una vacuna contra el covid-19 debido a esta situación, que de solo pensarla a un sector de la población le causó risa.
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Ha pasado aproximadamente un año y medio desde el hype de aquel episodio particular. Estamos en 2023 y la tecnología avanzó a pasos agigantados en estos meses, aunque la diferencia de tiempo no pareciera ser tanta.
Conceptos como el de la Inteligencia Artificial, que ya existían en ese entonces, no tenían tanta presencia o desarrollo como el de ahora. Todos tenemos acceso a un mecanismo de aprendizaje automático que hace maravillas sea cual sea el uso que se le vaya a dar.
Ahora, por primera vez se ha emitido una alerta o advertencia de un enorme organismo oficial, sobre los usos de la Inteligencia Artificial combinada con microchips que se puedan instalar en el cerebro.
Neurotecnología
La base de esta advertencia está en la neurotecnología. Hay un enorme movimiento de científicos trabajando en métodos que ayuden a tratar las enfermedades del cerebro a través de microchips que se puedan instalar en los pacientes.
Es básicamente lo que ofrece una de las empresas de Elon Musk, Neuralink. Esta iniciativa del magnate sudafricano busca crear una interfaz entre el cerebro y un dispositivo sin la necesidad de manipular un aparto con las manos.
En el campo de la medicina los avances han sido notorios con la llegada de la Inteligencia Artificial. Y es precisamente por esto que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) hace una advertencia sobre la regulación de uso de esta tecnología.
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La directora de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Audrey Azoulay, resalta las virtudes de la neurotecnología como herramienta para resolver problemas de salud.
Sin embargo, “también podría acceder y manipular los cerebros de las personas y producir información sobre nuestras identidades y nuestras emociones. Podría amenazar nuestros derechos a la dignidad humana, la libertad de pensamiento y la privacidad”, dijo Azoulay, según Hipertextual.
Este campo ya ha desarrollado pruebas en personas. Hay testimonio de una chica de 16 años, que sufre ataques de epilepsia, que dejó que le implantaran un chip para tratar esta condición. Los resultados, más allá de que no fueron exitosos, registraron una declaración alarmante de la paciente: “Fue deprimente. Sentí que había alguien más en mi cabeza y no era yo”, expresó.