La Mona Lisa, el legendario cuadro pintado por Leonardo Da Vinci a principios del 1500, sufrió un atentado en el Museo del Louvre este domingo, por parte de un activista. ¿Qué hizo la persona? Se levantó de una silla de rueda, dio un golpe al cristal blindado que protege la obra y le lanzó un pastelazo.
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Los servicios de seguridad del museo francés se activaron y expulsaron a la persona, que no fue identificada.
“Hay gente que está destruyendo la Tierra (…) Todos los artistas, piensen en la Tierra. Por eso hice esto. Piensen en el planeta”, gritó el hombre, que vestía de blanco, con peluca y gorro, de acuerdo con el reporte de Radio Francia Internacional.
No es la primera vez que el cuadro, que representa a Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, sufre un ataque. En 1911, el italiano Vincenzo Peruggia lo robó para llevarlo a su país, argumentando “patriotismo”. Fue recuperado y devuelto al Louvre.
En 1956, un boliviano lanzó una piedra al cuadro, dañando su codo izquierdo. Allí se tomó la decisión de ponerlo detrás de una caja de cristal de protección.
Un ruso le tiró una taza de té vacía al cuadro, golpeando a la vitrina blindada.
Como se ve, la enigmática sonrisa de la Mona Lisa, también conocida como la Gioconda, vuelve loco a más de uno.
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Mecanismos y protocolo de seguridad en el Museo del Louvre
Pero, ¿cuáles son los mecanismos de seguridad más conocidos en el Louvre, no solo para la Mona Lisa, sino también para otras obras?
Todo se encuentra monitoreado por personal del Louvre, con cámaras y presencia constante en los pasillos y salones. Como hemos visto, un vidrio blindado protege a la Mona Lisa desde 2005: tiene una vitrina especial con humedad y temperatura controladas.
En 2019 se instaló un nuevo vidrio protector.
Incluso, de acuerdo con los rumores, frente al público no está el cuadro original pintado por Da Vinci, sino una copia muy exacta. Es posible que el original esté en alguna bóveda debajo del museo, fundado en 1793.
El protocolo para ingresar al museo indica que sus visitantes deben pasar por un control de seguridad, negándosele el paso a los que lleven maletas grandes y bultos que superen los 55 x 35 x 20 centímetros. Los que lleguen con bolsos mayores a ese tamaño, deben dejarlos en un lugar establecido por el museo.
Se permite hacer fotos y grabar videos en las salas de colecciones permanentes, pero sin utilizar palos para selfie, flash o dispositivos de iluminación. En las exposiciones temporales es posible que se prohíba fotografiar o grabar.
Las personas no pueden entrar al museo una vez salieron de él, “con el fin de facilitar el flujo de personas dentro de las salas y evitar la espera”.
No se puede beber, comer, fumar, hablar en voz alta, correr y, evidentemente, tocar las obras. Se les prohíbe a los visitantes entrar con armas, objetos contundentes o animales, aunque estos últimos se permiten para invidentes o personas con discapacidad motora o mental.
Luego de los atentados en París, que dejaron 130 personas muertas y casi 500 heridas, se aumentó la seguridad en el Louvre, con efectivos policiales y perros para olfatear explosivos. Todo sea por la protección al arte (y a las personas asistentes, claro está).