Bidzina Ivanishvili escoge personalmente cada árbol que atravesará el Mar Negro, desde un bosque perdido en su natal Georgia hasta sus propiedades.
Así van, al menos, 200 gigantescos árboles, de un lado al otro del país, para embellecer más y más el kilométrico Parque Dendrológico de Shekvetili.
Para algunos, es una muestra de la poderosa influencia política de este antiguo primer ministro. Llámenla corrupción o abuso de poder.
Pero para otros, es una forma de ayudar a la naturaleza y proporcionar a los ciudadanos de Shekvetili, en Georgia, un lugar para visitar con sus familias.
El multimillonario Ivanishvili, antiguo líder de la coalición Sueño Georgiano, comandó la ex república soviética entre 2012 y 2013. Hizo su fortuna trabajando con metalúrgica e invirtiendo en bancos en Rusia, y se le cataloga como un aliado de Vladímir Putin.
Como explica el New York Times, los árboles que escoge Ivanishvili, magnolias, tulíperos y otras especies, son trasladados en barcazas empujadas por remolcadores, y luego replantados en las propiedades del ex premier georgiano.
Un parque para la gente, pero símbolo del poder absoluto de Ivanishvili en Georgia
El parque está abierto al público desde el verano de 2020. Hasta enero de este año había recibido 1.5 millones de visitantes.
Pero no solo tiene árboles: también flamencos rosas, pelícanos y otras aves exóticas. Es un paraíso en el corazón de Georgia.
“Puede que no sea correcto, pero si a estos árboles les cae bien el lugar, ¿por qué no (traerlos)?”, dice Nyusya Goman, una manicurista de 19 años citada por el NY Times. “Claro que lo hizo para darse el gusto, en primer lugar”.
“A mi parecer, un árbol flotante era un símbolo de poder, de deseo, de querer algo a cualquier precio”, expresó Salomé Jashi, directora de cine georgiana, que hizo un documental sobre el proyecto del parque.
El caso de la Hacienda Nápoles, de Pablo Escobar, en Colombia
Si lo trasladamos a Latinoamérica, el caso más similar es el de Pablo Escobar en Colombia. Quizás Ivanishvili no cuenta con un historial tan sangriento, pero en el caso de Escobar, el capo del narcotráfico tenía un amor por la naturaleza similar.
La Hacienda Nápoles, muestra de su ostentoso poder, sirvió para recibir cientos de especies desde diversas partes del mundo, como jirafas o hipopótamos. La zona específica de los animales estaba abierta al público y a visitantes más o menos oscuros del zar del narcotráfico.
En la actualidad, de los cuatro hipopótamos originales de Escobar, ya existen 130 ejemplares. De acuerdo con las proyecciones de las autoridades colombianas, de no controlar su reproducción llegarán a ser 400 en ocho años.
Siempre fue sinónimo de arrogancia, de abuso de poder, de frivolidad producto de bienes mal habidos. Generó menos dudas que el Parque de Ivanishvili en Georgia, pero significó también la voluntad de una persona frente a la naturaleza.