Chile es un país que cuenta nutrida biodiversidad en la amplitud de su territorio. Hay playas, montañas, nevadas y extensas dunas desde las que se aprecia una mirada inigualable de la Vía Láctea. Pero lamentablemente uno de estos lugares predilectos sufre las terribles consecuencias de la contaminación textil. Enormes montañas de ropa se posan sobre el desierto de Atacama para convertirlo en un contenedor de basura clandestino.
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Según explica el portal DW, Chile ha sido la principal región de América Latina donde se almacena ropa usada o sobrante de las ventas que fue fabricada en China o Bangladesh. La misma pasa hacia los mercados de Europa, Asia y Estados Unidos, para posteriormente llegar a territorio austral.
Una vez que llega a Chile, es el punto de partida para la reventa en el continente sudamericano y también se introduce al mercado austral como mercancía de segunda mano.
Detalla el portal citado que los comerciantes de ropa de Santiago viajan 1.800 kilómetros hacia el norte para comprar esta mercancía. Sin embargo, es tanta la cantidad que siguen sobrando unas 39.000 toneladas de ropa. Entonces, el material textil termina en vertederos clandestinos ubicados en el desierto de Atacama.
Vertederos de basura en el Atacama
En la región del Atacama que usan como contenedor de basura clandestino hay habitantes que atraviesan situación de calle o pobreza. Por lo tanto, usan el basurero de ropa como sitio para buscar alguna pieza que les sirva para su uso propio o ventas en los barrios cercanos. No obstante, esto no es suficiente para poder sacar las miles de toneladas que contaminan la maravilla natural.
El gran problema es que este material textil tiene componentes químicos que ejercen un grave daño ambiental. Además, el material no es biodegradable y tarda al menos 200 años en desaparecer.
“El problema es que la ropa no es biodegradable y contiene productos químicos, por lo que no se acepta en los vertederos municipales”, dice a DW, Franklin Zepeda, fundador de EcoFibra, una empresa que fabrica paneles aislantes usando ropa vieja.
Hay iniciativas que, aunque no son suficientes, no dejan de ser interesantes y aportan un grano de arena al problema ambiental. Una de ellas es una fábrica de hilos llamada Ecotex Ecologic. Esta compañía toma ropa usada para procesarla de forma ecológica y así convertirla en hilo.
Sostienen que para hacer hilo no se necesita agua o productos químicos. Las maquinarias que usan para fabricar este material hace su trabajo con la ropa, sea de algodón, sintética o de cualquier otro componente usado para piezas textiles.
“Llevamos muchos años consumiendo y a nadie parece importarle que cada vez se generen más residuos textiles. Pero ahora la gente empieza a cuestionarlo”, sentenció Rosario Heva, fundadora de Ecocitex, en un reportaje que publicó AFP.