Imaginemos que una pareja entra a un cine, o están en casa viendo una película en Netflix. Pensemos que es de terror o de acción. De acuerdo con un grupo de científicos, sus corazones latirán a un mismo ritmo, adaptándose a la narrativa.
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El Instituto del Cerebro de París realizó cuatro experimentos con 27 participantes, mientras medían su frecuencia cardíaca con un electrocardiograma. Los resultados se publicaron en el portal especializado Cell Reports.
Los cuatro experimentos consistieron en:
Escuchar 16 minutos de la apertura del audiolibro Veinte mil leguas de viaje submarino, del francés Jules Verne.
Ver cinco videos instructivos.
Con base en la segunda prueba, recordar hechos de una serie de cuentos infantiles cortos.
Finalmente, comparar los valores de 19 pacientes de trastornos de la conciencia (incluyendo estados de coma o vegetativos) y 24 sujetos de control sanos, luego de escuchar un cuento en audiolibro.
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Los científicos confirmaron que las personas, de manera inconsciente, sincronizan sus frecuencias cardíacas con la narrativa.
Las conclusiones de los investigadores
“Hay mucha literatura que demuestra que las personas sincronizan su fisiología entre sí”, indicó el ingeniero biomédico Lucas Parra, uno de los autores del artículo.
Parra trabaja en el City College de Nueva York.
“La premisa es que, de alguna manera, estás interactuando”, apunta el ingeniero biomédico. “Lo que hemos encontrado es que el fenómeno es mucho más amplio, y que simplemente seguir una historia y procesar el estímulo causará fluctuaciones similares en las frecuencias cardíacas de las personas”.
Jacobo Sitt, del Instituto del Cerebro de París, señala: “Lo importante es que el oyente esté prestando atención a las acciones de la historia. No se trata de emociones, sino de estar comprometido y atento, y pensar en lo que sucederá a continuación. Tu corazón responde a esas señales del cerebro”.
Atentos con el cuarto estudio de los latidos de los corazones y su importancia
Para los investigadores, el cuarto estudio, el que compara los valores de personas con trastornos de la conciencia y sujetos de control sanos, es el más resaltante.
Como se anticipó, los pacientes tenían tasas más bajas de sincronización que los sujetos sanos que podían seguir la narrativa. No obstante, algunos de los pacientes que mostraron niveles más altos de sincronización recuperaron algo de conciencia en los siguientes seis meses.
La prueba, por lo tanto, podría utilizarse para evaluar el estado de conciencia de un paciente. Se necesitarán más experimentos para verificar los resultados.
“La neurociencia se está abriendo en términos de pensar en el cerebro como parte de un cuerpo anatómico y físico real”, señala el profesor Parra. “Esta investigación es un paso adelante en la dirección de observar la conexión cerebro-cuerpo de manera más amplia”.
