Espacio

La NASA descubre que el agujero negro de la Vía Láctea produce peculiares luces

El descubrimiento fue realizado gracias al Telescopio James Webb

Esta concepción artística retrata el agujero negro supermasivo que se encuentra en el centro de la Vía Láctea. En el disco se ven varios puntos calientes que se asemejan a las erupciones solares, pero a una escala más energética. NASA, ESA, CSA, RALF CRAWFORD (STSCI)

Después que se captara por primera vez el agujero negro supermasivo central de nuestra galaxia, el Sagitario A, el telescopio espacial James Webb ha abierto una ventana sin precedentes a su entorno. Lo que se ha revelado es un escenario cósmico de actividad incesante, un verdadero espectáculo de luces que desafía las expectativas. Todo dado a conocer en el estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters.

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El universo, un vasto lienzo de misterios, continúa desvelando sus secretos. Gracias a la potencia del telescopio Webb, los astrónomos han detectado que Sagitario A, situado a 26.000 años luz de la Tierra, emite llamaradas enigmáticas, similares a fuegos artificiales cósmicos. Este agujero negro, con una masa equivalente a 4,1 millones de soles, ejerce una influencia gravitacional dominante en la Vía Láctea.

Este estudio destaca que estas observaciones no son meramente una curiosidad astronómica. Revelan información crucial sobre la interacción entre agujeros negros y su entorno, un factor clave en la evolución galáctica.

Las observaciones del Webb muestran que Sagitario A* presenta una actividad luminosa constante, con destellos y erupciones intensas. Esta dinámica se compone de emisiones débiles y continuas, originadas en la turbulencia del disco de acreción, y erupciones brillantes y efímeras, producto de la reconexión magnética. Las fluctuaciones lumínicas varían desde segundos hasta meses.

La investigación sugiere que las fluctuaciones se intensifican a gran escala. Las perturbaciones menores en el disco generan destellos tenues, mientras que las grandes erupciones se asocian a eventos de reconexión magnética, similares a las llamaradas solares pero de mayor magnitud. “Observamos una luminosidad en constante cambio”, explica Farhad Yusef-Zadeh, líder del estudio. “Grandes explosiones de brillo aparecen súbitamente, sin un patrón fijo”.

Un hallazgo clave es el desfase en las emisiones infrarrojas. El Webb detectó que las emisiones en longitudes de onda más cortas cambian de brillo antes que las de longitudes más largas, lo que indica un proceso de enfriamiento sincrotrón en partículas energéticas. Futuras observaciones continuas del Webb buscarán determinar si las erupciones siguen un patrón o son aleatorias.

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