La Administración Espacial Nacional de China (CNSA) se aventuró en un experimento sin precedentes, con la justificación de fines científicos para el futuro de la humanidad. Un equipo de tres astronautas recibieron una carga de 15 moscas y alrededor de 40 pupas, que son las larvas en el estado previo a transformarse en moscas, a la Estación Espacial Tiangong, perteneciente al gigante asiático.
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El laboratorio espacial de China tiene espacio para seis astronautas y entornos acondicionados para todo tipo de experimentos, que ayuden a la humanidad a encontrar desarrollos de vida en habitaciones creadas en la microgravedad.
Llevar moscas al espacio es algo que había hecho anteriormente la NASA, la ESA y Roscosmos en la Estación Espacial Internacional (ISS), sin embargo, según informa Bio Bio, nunca con el enfoque de los experimentos que preparara la misión Shenzhou 19, de tres astronautas, en la estación espacial de China.
El experimento de los científicos chinos es someter a las moscas a un entorno de microgravedad, manipulado con un área submagnética y al mismo tiempo observar como se da su crecimiento.
“Este experimento con moscas de la fruta en el espacio y en entornos submagnéticos tiene como objetivo principal estudiar los mecanismos moleculares de las moscas de la fruta en microgravedad y entornos submagnéticos, así como sus características de movimiento y si hay algún cambio en sus ritmos biológicos”, comentó Zheng Weibo, investigador del Instituto de Física Técnica de Shanghai.
Entornos submagnéticos
Un entorno submagnético es fundamental para las bases espaciales que se instalen en otros planetas, para poder generar condiciones gravitacionales a las de la Tierra, para que los astronautas puedan estar dentro de estas cápsulas por varios periodos de tiempo.
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La Tierra tiene entornos submagnéticos por naturaleza. Sin embargo, al hacerlos de forma artificial cambian algunos elementos. Entonces, por eso prueban con moscas y con las larvas, para experimentar si su proceso de metamorfosis cambia en estos ambientes.
“Hemos creado un entorno submagnético dentro de la estación espacial, manteniendo al mismo tiempo un entorno de campo magnético de la Tierra para la comparación esta vez”, explicó el científico.