Un huracán, un satélite y un descubrimiento inesperado. La Estación Espacial Internacional (ISS) ha revelado un fenómeno atmosférico nunca antes visto: ondas gigantes generadas por el huracán Helene que se extendieron hasta la mesosfera, una región de la atmósfera a 88 kilómetros sobre la Tierra. Este hallazgo, obtenido gracias al instrumento Atmospheric Wave Experiment (AWE), abre una nueva ventana al estudio de las interacciones entre el clima terrestre y el espacio cercano.
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Un fenómeno que se da sólo en casos climáticos extremos
Ondas de un huracán que llegan al espacio. Mientras el huracán Helene azotaba la costa de Florida en septiembre de 2024, causando estragos en tierra, una serie de “ondas” invisibles ascendían hacia las capas superiores de la atmósfera. Estas ondas, detectadas por el AWE, son en realidad perturbaciones atmosféricas causadas por la liberación de energía durante eventos climáticos extremos. “Es como arrojar una piedra en un estanque: se generan ondas que se expanden en todas direcciones”, explica Michael Taylor, investigador de la NASA.
Un nuevo desafío para los satélites. Este descubrimiento tiene implicaciones directas para la tecnología espacial. Los cambios en la densidad del aire a grandes altitudes pueden afectar la órbita de los satélites, lo que a su vez puede interferir con las comunicaciones, la navegación GPS y los sistemas meteorológicos. “Es como intentar conducir un coche en una carretera con baches”, señala un experto. Los ingenieros espaciales deberán ahora tener en cuenta estos nuevos datos para diseñar satélites más resistentes a las perturbaciones atmosféricas.
La mesosfera, un laboratorio natural. La mesosfera, una región de la atmósfera caracterizada por temperaturas extremadamente bajas, ha sido durante mucho tiempo un misterio para los científicos. Gracias a instrumentos como el AWE, estamos empezando a comprender mejor los procesos físicos que ocurren en esta región y cómo se relacionan con los fenómenos que suceden en la superficie terrestre.
Un paso adelante en la comprensión del clima espacial. Este descubrimiento subraya la importancia de estudiar las interacciones entre la Tierra y el espacio. El clima espacial, es decir, las condiciones variables en el espacio que afectan a la Tierra y sus tecnologías, es un campo de investigación en auge. Comprender cómo los eventos climáticos extremos influyen en el espacio cercano es fundamental para proteger nuestros sistemas de comunicaciones y navegación.
El descubrimiento de las ondas generadas por el huracán Helene es solo el comienzo. Los científicos esperan que futuras misiones espaciales proporcionen aún más datos sobre la mesosfera y otras regiones de la atmósfera. Esta información será crucial para desarrollar modelos climáticos más precisos y para predecir mejor los impactos del cambio climático en nuestro planeta.