Según un nuevo análisis de la NASA basado en la misión Rosetta, los cometas podrían ser los “delivery” cósmicos responsables de traernos el agua que hoy nos refresca en verano y nos hidrata cuando estamos haciendo ejercicio. ¿Increíble, no?
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¿Qué tienen los cometas que no tengamos nosotros?
La misión Rosetta, de la Agencia Espacial Europea (ESA), hizo historia en 2016 al lograr algo que suena sacado de una película de ciencia ficción: aterrizar sobre un cometa. Sí, eso pasó.
Y no cualquier cometa, sino el 67P/Churyumov-Gerasimenko, un auténtico bloque de hielo espacial que parece haber guardado secretos sobre el origen del agua en nuestro planeta.
Uno de los experimentos más interesantes fue analizar la proporción de hidrógeno regular y deuterio (un tipo de hidrógeno más pesado). Esta proporción es como una “huella química” que puede revelar dónde se formó el agua.
Si la firma del agua de un cometa coincide con la de los océanos terrestres, podríamos tener un sospechoso principal en nuestro caso del “Agua Desaparecida del Espacio”.
El primer análisis: ¿fiasco o malentendido?
Cuando Rosetta hizo sus mediciones iniciales, los científicos se emocionaron… pero solo hasta que vieron los resultados. El agua del cometa tenía una proporción de deuterio e hidrógeno mucho más alta que la del agua en la Tierra, lo que parecía romper cualquier conexión entre ambos. Imagínalo como pedir una pizza de pepperoni y que te llegue una de piña: la decepción fue grande.
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Pero un equipo de investigación liderado por Kathleen E. Mandadt decidió revisar los datos con más cuidado. Resulta que el polvo levantado durante la misión podría haber sesgado las mediciones, inflando las cifras de isótopos pesados.
Con este ajuste, los resultados ahora muestran que la firma química del agua del cometa podría parecerse mucho más a la nuestra.
¿Entonces el agua vino en cometas? ¿O tenemos más teorías?
Aquí viene la parte divertida: nadie está 100 % seguro de dónde vino el agua de la Tierra. Según la NASA, es poco probable que haya estado aquí desde el principio, porque el calor del Sol habría vaporizado cualquier molécula de agua en los primeros días del planeta. Así que, ¿qué pasó?
Una teoría dice que el agua se formó a partir del vapor liberado por volcanes primitivos, que luego se condensó y llovió a cántaros.
Pero otra teoría, cada vez más popular, sugiere que asteroides y cometas helados trajeron el agua a la Tierra hace unos 4,000 millones de años, durante una especie de “festival cósmico de bombardeos”. Es decir, esos pequeños cuerpos espaciales pudieron haber sido los héroes que transformaron nuestro mundo en el planeta azul.
Cometas, asteroides y mucho por descubrir
Aunque el reanálisis de Rosetta nos acerca un paso más a la verdad, aún no podemos afirmar con certeza que el agua de la Tierra llegó desde el espacio. La NASA y otras agencias espaciales siguen lanzando misiones para estudiar cometas y asteroides, y cada vez que un robot se posa en uno de estos cuerpos celestes, descubrimos algo nuevo.
Lo que está claro es que estos bloques de hielo sucios no son solo reliquias del pasado, sino verdaderos portadores de secretos cósmicos. Así que la próxima vez que bebas un vaso de agua, piensa en la posibilidad de que cada sorbo contenga un poquito de historia espacial. ¿Qué más nos traerá el universo? ¡Esperemos que sean más respuestas y menos sorpresas!