De acuerdo a un estudio publicado en la revista de ciencia Nature, se conoce que un equipo internacional de investigadores ha dado un vuelco a nuestra comprensión del universo temprano. Gracias al telescopio espacial James Webb, han identificado tres galaxias masivas que se formaron sorprendentemente rápido en los primeros mil millones de años después del Big Bang. Este hallazgo, publicado en la revista Nature, desafía los modelos cosmológicos existentes y plantea nuevas preguntas sobre cómo se formaron las primeras galaxias.
Tres nuevos gigantes rojos en el espacio
Bautizadas como “monstruos rojos” debido a su apariencia en las imágenes del telescopio, estas galaxias son mucho más grandes y antiguas de lo que se creía posible. Su descubrimiento se debe al programa JWST FRESCO, diseñado para estudiar galaxias de línea de emisión, que emiten una luz característica que las hace fácilmente identificables.
Al analizar estas líneas de emisión, los investigadores pudieron medir la cantidad de estrellas en cada galaxia y así determinar su masa. Para su sorpresa, encontraron que tres de estas galaxias eran mucho más masivas que las demás, lo que indica una tasa de formación estelar extraordinariamente rápida.
“Encontrar tres bestias tan masivas entre la muestra plantea un rompecabezas tentador”, afirma el profesor Stijn Wuyts, de la Universidad de Bath. “Muchos procesos en la evolución galáctica tienen tendencia a introducir un paso limitado en cómo de eficiente el gas puede convertirse en estrellas, aunque de alguna manera estos Monstruosos Rojos parecen haber evitado rápidamente estos obstáculos”.
Este descubrimiento pone sobre la mes a nuevos pensamientos pues hasta ahora, se pensaba que las galaxias se formaban gradualmente a partir de grandes halos de materia oscura que atraían gas. Solo una pequeña fracción de este gas se convertía en estrellas. Sin embargo, el descubrimiento de estas galaxias “monstruosas” sugiere que este proceso podría haber sido mucho más rápido y eficiente en el universo primitivo.