El Sol es esa estrella que nos brinda luz y calor, tan crucial en la existencia de la humanidad que como todo en el universo tiene los días contados. Aunque parezca una noticia alarmista, científicos han determinado que el astro rey, con aproximadamente 4.500 millones de años, se encuentra en la mitad de su vida. Y su final, aunque lejano, será inevitable. Todo de acuerdo a un estudio publicado por la Universidad de Oxford.
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Los primeros 4.500 millones de años del Sol
En apróximadamente unos 5.000 millones de años, el Sol agotará al hidrógeno, su combustible principal lo que causará que inicie a expandirse hasta convertirse en una gigante roja. En esta fase, su tamaño será tan colosal que engullirá a planetas cercanos, incluyendo posiblemente a la Tierra. El calor abrasador evaporará los océanos y la atmósfera, haciendo imposible cualquier forma de vida.
De forma contraria a lo que se podría pensar, el Sol no explotará como una supernova. Su muerte será más lenta y serena, convirtiéndose en una enana blanca: un núcleo estelar denso y caliente que se enfriará gradualmente. Sin embargo, mucho antes de este punto, la Tierra ya habrá dejado de ser habitable.
En aproximadamente 1.000 millones de años, el aumento de la luminosidad solar hará que nuestro planeta se vuelva demasiado caliente para sustentar la vida. Los océanos se evaporarán, el clima se volverá extremo y la biosfera colapsará. La humanidad, para sobrevivir, deberá encontrar un nuevo hogar.
Los científicos han llegado a estas conclusiones mediante el estudio de estrellas similares al Sol que ya han alcanzado esta fase. Estas observaciones nos permiten vislumbrar el futuro de nuestro sistema solar y prepararnos para lo inevitable.
Una posible solución para este problema que sería letal para la Tierra es la colonización de otros planetas, como Marte. Sin embargo, esto requiere un esfuerzo tecnológico y científico sin precedentes.