El trabajo de la NASA no se detiene. La agencia espacial norteamericana se mueve en varios flancos de investigación, para intentar explorar cada detalle del espacio exterior, el Sistema Solar y las profundidades de nuestra galaxia y el Universo. Dentro de 10 días será lanzada una misión llamada Europa Clipper, que viaja con el objetivo de encontrar un mundo habitable, del que podríamos tener información en el 2030.
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Europa Clipper sale el próximo jueves 10 de octubre desde las instalaciones de la NASA, en una misión que lidera el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL por sus siglas en inglés).
Viajará por al menos seis años hasta llegar a Europa, luna de Júpiter, de la que se cree que tiene un océano debajo de su corteza de hielo, en la que podrían haber condiciones amigables para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos.
Robert Pappalardo, científico del proyecto Clipper en el JPL puntualiza que la misión Europa Clipper no es para buscar vida, sino entornos de habitabilidad. Aunque no descartan la existencia de seres extraterrestres.
Un viaje complejo
El viaje de la sonda a Europa no será sencillo. La nave espacial tendrá que recorrer una distancia de más de 800 millones de kilómetros y soportar el intenso ambiente de radiación de Júpiter. Una vez en órbita alrededor, Europa Clipper realizará una serie de sobrevuelos cercanos a la luna en cuestión, acercándose hasta 25 kilómetros de la superficie. Durante estos sobrevuelos, los instrumentos de la nave espacial recopilarán datos sobre la luna helada que nunca antes se han obtenido.
Los datos que Europa Clipper recopile serán analizados por científicos de todo el mundo en busca de pistas sobre la habitabilidad de Europa y es aquí donde yace el punto crucial de todo el viaje.
Si se encuentran biofirmas, como moléculas orgánicas o incluso organismos simples, sería un descubrimiento monumental que cambiaría nuestra comprensión de la vida en el universo.
La misión más costosa
“Clipper es una apuesta para nada económica. A pesar de que se redujo de un diseño que incluía un módulo de aterrizaje, terminó costando 5.000 millones de dólares, la aventura científica planetaria más cara de la NASA desde la misión Cassini-Huygens a Saturno a fines de los años 90″, reseñó el sirio Science